Dronalist: periodismo con alas

Los drones, pequeños robots no tripulados, tuvieron un origen militar. De hecho existe un gran debate en EE.UU sobre el uso de drones por parte de Barack Obama, donde muchas operaciones militares fueron realizadas con estos pequeños aviones capaces de destruir un objetivo sin poner en riesgo la vida de un piloto. Claro que todo…

Por Federico Aikawa

drones over sydney

Los drones, pequeños robots no tripulados, tuvieron un origen militar. De hecho existe un gran debate en EE.UU sobre el uso de drones por parte de Barack Obama, donde muchas operaciones militares fueron realizadas con estos pequeños aviones capaces de destruir un objetivo sin poner en riesgo la vida de un piloto. Claro que todo lo que originalmente nace con un fin militar (la internet misma), termina bajando y masificándose en algo de uso civil, y la aparición de pequeños drones económicos están siendo parte de un experimento de muchos periodistas de todo el mundo a la hora de realizar coberturas de diferentes hechos de relevancia.

En una de las conferencias de la GEN (Global Editors Network) que reúne a los principales editores de medios de todo el mundo, Robert Picard de la Universidad de Oxford, contó la experiencia que están teniendo en la creación de los dronalist, una suerte de periodismo de drones para decirlo de alguna forma, que cada vez atrae a más medios por ser una forma económica de poder lograr tomas imposibles para un fotógrafo sin recurrir a un helicóptero (que muchas veces requiere de permisos especiales para sobrevolar una ubicación).

Los puntos que están debate sobre el uso de drones en el periodismo son:

– Son naves y por lo tanto están bajo las leyes de aviación y seguridad aéreas
– El principal éxito y al mismo tiempo problema tiene que ver con la seguridad
– Aumentan dramáticamente el debate sobre la privacidad de la gente
– Se encuentran compitiendo con otras esferas del área pública: policía, servicios de emergencia, militares, etc.
– En general, son favorables en términos de tamaño, costo, cuidado ambiental y flexibilidad.

El gran problema sigue siendo qué pasa si un drone provoca un accidente o daño en alguna persona. No sólo se afecta la credibilidad y reputación del medio en cuestión, sino que en Gran Bretaña (el caso que contó Picard) la pena es de 5 años de prisión.

Un caso interesante es el del medio digital de Francia (L’Express) se asoció este año a varios partners para experimentar con drones en el periodismo. El experimento se llamó «Just drone it» y las conclusiones de los cinco equipos que trabajaron, jugaron y filmaron con drones durante tres meses son más que interesantes.

– La clave es saber “pilotear”
– Hace falta mucha batería y muchas horas de práctica
– Son falibles por las vibraciones, la inestabilidad y la seguridad
– Cada prototipo tiene niveles de dificultad diferentes
– Muchas veces lleva demasiado tiempo recuperarlos (¿dónde caen?)
– Proveen buenas imágenes, sobre todo para tener idea concreta de masas de gente
– Los smartphones son mejores que las tablets para pilotearlos
– Los videos son mucho más dinámicos por la cercanía
– Revelan detalles no conocidos
– PROBLEMA : sin audio

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Y fue así que nació el término del dronalist, una persona que es un 10% periodista, 30% cameraman y un 60% piloto.

Sin dudas, el uso de drones en el periodismo es algo que todavía está bastante en pañales en la Argentina, pero es algo que me interesaría experimentar en el mediano plazo y que sus usos en medios digitales y televisión son ilimitados a la hora de realizar coberturas de eventos multitudinarios como las marchas del 18 de abril pasado, o algún festejo en el Obelisco, por ejemplo.

Nota final: Agradezco a Milena Zapata por compartir este valioso documento y por dejarme publicarlo para que lo pueda leer cualquiera de los lectores del blog.

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