El viaje transcurría de manera normal (muchos más pasajeros que en el mes de diciembre cuando viajé por primera vez) hasta que pasamos la ciudad de San Nicolás. Allí el último vagón en el cual viajamos mi amigo y yo, comenzó a moverse como nunca antes y provocó el pánico de los pasajeros. Muchas risas nerviosas en el vagón. El problema era aparentemente la suspención del vagón que provocaba “el salto” de los asientos de todos los pasajeros. En un momento llegamos a creer que en cualquier momento se descarrilaba el vagón.
Recién cuando pasamos Zárate se puede decir que comenzamos a respirar un poco más tranquilos.
Contras: Con tanto movimiento, era muy dificultoso ir al baño :D. Había que aprovechar muy bien las paradas.
Suciedad. El servicio estaba mucho más sucio que en el mes de diciembre. Que sea barato no tiene por qué implicar que no se limpien los vagones. Por 15 pesos más (valor del colectivo coche cama), se viaja en butacas reclinables y mucho más limpias (además de que pasan alguna película pirateada en Divx 😉 )
Pros: Sigue teniendo el encanto del viaje en tren. El ingreso a Buenos Aires por la estación de Retiro, me gusta mucho más que el ingreso por Bus.
Barato si es una familia numerosa (había muchas)
Ahora (a diferencia del mes de diciembre) hay una señora que recorre el tren con gaseosas, “sanguches”, y galletitas 🙂
Llega en horario. 11.17 AM
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