
Recuerdo yo, que el año pasado, pocos días después de que Cristina ganara las elecciones, Anibal Fernández se enojó con los porteños diciendo que vivian en una isla, y que no podían ser tan soberbios. ¿Acaso no se puede pensar diferente en este país?
Es claro que el gobierno nacional tiene una estrategia de “forrear” a los que alguna vez utilizó a su favor. La mayoría de la gente del campo votó por este gobierno, y ahora como no les sirve, los coloca en la vereda de enfrente, total tenemos casi 4 años para captar los votos nuevamente.
Una de las cosas más graciosas que argumenta el gobierno, es que esto es un Lock Out patronal, en el que como no les gusta las cosas al campo, dejan de vender alimentos. El ejemplo típico es que si ceden a este reclamo, mañana llega la empresa de luz y corta la luz hasta que logre un aumento. Lo que podemos contestarle al gobierno, es que esos servicios son estatales y que por una decisión del Estado, fueron cedidos a empresas privadas. Si llegaran a ese límite de presión, podemos retirarles la concesión, amén de que hoy en día las empresas realizan estas mismas actividades pero bajo el nombres de “cortes de luz, de gas, de teléfono, de agua, etc”
Un conflicto que cada día que pasa se torna más complicado de resolver, por falta de decisión del P.E.N, porque después de todo, la presidenta sigue siendo la elegida por la primer minoría del pueblo argentino (no por la mayoría, ojo) y debemos respetar eso. Ella se encuentra en un nivel superior a todos nosotros y por ello, una mayor responsabilidad para resolver las cosas.
Deberemos reflexionar sobre el problema de tener un “doble comando” en este país, uno que gobierna desde el barrio porteño de Once, y el otro desde la Casa Rosada.
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