Cómo Internet ayuda a los dictadores

El periodista y politólogo bielorruso Evgeny Morozov habló sobre las dictaduras en una de las charlas TED sobre Internet y la política.

TED Fellow and journalist Evgeny Morozov

En un mundo cada vez más interconectado, Internet ha sido ampliamente celebrada como una herramienta para la democratización, un medio que podría romper las cadenas de la opresión y permitir a las personas en regímenes autoritarios conectarse, organizarse y luchar por la libertad. Sin embargo, según el periodista bielorruso Evgeny Morozov, esta visión optimista y un tanto ingenua ignora una realidad perturbadora: los dictadores también se han adaptado y han aprendido a utilizar la tecnología digital a su favor.

Morozov, quien proviene de Bielorrusia, una ex república soviética conocida por su falta de libertades democráticas, comparte su escepticismo sobre la capacidad de la tecnología para desmantelar regímenes autoritarios. Después de unirse a una ONG que promovía la democracia en la ex Unión Soviética a través de los nuevos medios de comunicación, Morozov se dio cuenta de que los dictadores no solo han sobrevivido al desafío de la Internet, sino que algunos se han vuelto aún más represivos. Esto lo llevó a abandonar su idealismo inicial y estudiar cómo la Internet podría, en realidad, obstaculizar la democratización.

La «spinternet» y la propaganda digital

Uno de los aspectos más inquietantes que Morozov destaca es la capacidad de los gobiernos autoritarios para dominar el ciberespacio con propaganda, una estrategia que él denomina la «Spinternet», una combinación de «spin» (manipulación de la información) e Internet. Gobiernos como los de Rusia, China e Irán están contratando, entrenando y pagando a blogueros para que publiquen comentarios ideológicos y escriban entradas en blogs sobre temas políticos sensibles, moldeando así la narrativa en línea en favor del régimen.

Un ejemplo notable de esto ocurrió en China en 2009, cuando un joven de 24 años murió bajo custodia policial. Mientras los blogueros chinos criticaban la versión oficial de los hechos, las autoridades en lugar de suprimir los comentarios, invitaron a algunos de estos blogueros a investigar el caso. Esta táctica sofocó la controversia en cuestión de días, evitando que la indignación se extendiera.

Deliberación autoritaria y control social

Otra táctica que Morozov discute es la «deliberación autoritaria», donde los regímenes invitan a los ciudadanos a participar en discusiones públicas en línea. Aunque esto pueda parecer un paso hacia la apertura, en realidad, fortalece a los dictadores al proporcionarles información valiosa y permitirles compartir la culpa de políticas fallidas con el público. Además, estos foros crean una apariencia de legitimidad democrática que los regímenes pueden utilizar tanto en el ámbito doméstico como internacional.

En Irán, por ejemplo, durante la llamada «Revolución Twitter» de 2009, las redes sociales como Twitter y Facebook permanecieron operativas. Morozov argumenta que esto fue ventajoso para el régimen, ya que les permitió recolectar inteligencia sobre los activistas de manera más eficiente que nunca antes. Lo que en el pasado habría requerido semanas de tortura para obtener, ahora estaba disponible con solo observar las conexiones de los activistas en sus perfiles de redes sociales.

Ciberhedonismo: la nueva opiácea para las masas

Además de la manipulación directa, Morozov también aborda el fenómeno del «ciberhedonismo». Mientras algunos celebran el «ciberactivismo», que supone que la Internet incitará a los jóvenes a movilizarse, la realidad es que para muchos, la red se convierte en una distracción. En lugar de protestar en las calles, muchos jóvenes se vuelven «cautivos digitales», absorbidos en videojuegos, pornografía y entretenimiento trivial. En lugar de ser un catalizador para el cambio, la Internet puede convertirse en un nuevo opio para las masas, manteniendo a la gente pasiva y desconectada de la política real.

La necesidad de empoderar a la sociedad civil

Morozov concluye con un llamado a la acción: en lugar de seguir creyendo en la utopía digital, es crucial centrarse en empoderar a los intelectuales, disidentes y ONG que luchan por la democracia. De lo contrario, las voces críticas podrían quedar sofocadas en medio de la manipulación digital y el ciberhedonismo. Es hora de sacudir las suposiciones idealistas y enfrentar la compleja realidad de cómo la tecnología puede ser tanto una herramienta de liberación como de opresión.

Visto en una TED Talks

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