Viajar a Japón suele ser sinónimo de tranquilidad. Es uno de los países más seguros del planeta, con bajos índices de criminalidad y una población que destaca por su amabilidad. Sin embargo, esa percepción de seguridad absoluta puede convertirse en un arma de doble filo. Con el crecimiento explosivo del turismo en los últimos años, han comenzado a surgir nuevas formas de estafas dirigidas especialmente a los visitantes extranjeros.
No se trata de crímenes violentos ni de robos descarados. Son estafas sutiles, disfrazadas de gestos amables o de oportunidades inofensivas. Desde falsos monjes hasta bares con precios inflados, pasando por modelos de casting y donaciones dudosas, el repertorio de trampas que pueden afectar a los turistas es más amplio de lo que se suele creer. A continuación, repasamos los engaños más frecuentes en Japón, para que puedas disfrutar de tu viaje sin sobresaltos innecesarios.
Monjes falsos y donaciones manipuladas
Uno de los fraudes más comunes ocurre en zonas muy turísticas de Tokio, como Akihabara o Ueno. Allí, personas vestidas como monjes budistas se acercan a los turistas, les entregan una pequeña imagen religiosa y luego solicitan una donación para un supuesto templo. Para persuadir al viajero, muestran un libro con supuestas donaciones anteriores que van desde los 5.000 hasta los 30.000 yenes. Si el turista entrega una suma modesta, el «monje» puede reaccionar con desaprobación, forzando una situación incómoda.
Este tipo de escena se vuelve aún más efectiva por la apariencia respetuosa del personaje y la lógica solidaridad que despierta la figura del monje. Pero es importante saber que los monjes verdaderos no piden dinero en la calle. Si deseas donar, lo mejor es hacerlo directamente en un templo, donde el procedimiento es transparente.
Falsas causas benéficas
En la misma línea de manipulación emocional aparecen organizaciones falsas que dicen recaudar fondos para víctimas de terremotos, huérfanos u otras tragedias. Estas estafas suelen presentarse con folletos bien impresos y personas, muchas veces mujeres de mediana edad, que hablan un inglés aceptable. El mensaje es claro: Japón ha sufrido una catástrofe reciente y tú puedes ayudar.
El problema no es solo el dinero perdido, sino también el daño que estas prácticas causan a las verdaderas causas benéficas. Para evitar caer en la trampa, es recomendable no donar en la vía pública y, en cambio, dirigir las ayudas a instituciones reconocidas como la Cruz Roja o la Japan Platform.
El casting que nunca fue
En barrios de moda como Shibuya o Harajuku, mujeres jóvenes y turistas desprevenidos pueden ser abordadas por supuestos representantes de agencias de modelos. El discurso es siempre seductor: “Eres muy fotogénica, ¿te puedo tomar una foto?”. Luego de una breve charla, solicitan datos personales con la promesa de una carrera en la industria.
A diferencia de otras estafas, esta rara vez implica una pérdida directa de dinero, pero sí puede conllevar riesgos vinculados al uso de imágenes sin consentimiento o la recolección de datos personales. La forma más simple de evitar este engaño es rechazar cualquier propuesta no solicitada y mantener una actitud firme.
Fotos que terminan siendo chantajes
Una versión más directa del engaño visual es el de los falsos «mix and greet». Consiste en que un grupo de personas, generalmente mujeres, se acerca a un turista para tomarse una foto. Todo parece divertido, hasta que luego le exigen al turista una suma absurda por la imagen. Si este se niega, comienzan a llorar o a gritar, presionando emocionalmente hasta conseguir el pago.
Aunque no es una estafa extendida, se han registrado casos en lugares turísticos como Kioto. La mejor forma de protección es decir amablemente que no y continuar el camino. Si la insistencia es extrema, lo recomendable es alejarse rápidamente sin entrar en discusión.
El bar amistoso que vacía tu billetera
Una de las trampas más peligrosas para hombres que viajan solos es la invitación “amigable” a un bar. Suele comenzar con una mujer atractiva que propone tomar algo juntos. Una vez en el local, la cuenta empieza a crecer con cada bebida, hasta alcanzar cifras que superan los 50.000 yenes. En algunos casos extremos, si el cliente se niega a pagar, puede ser acompañado hasta un cajero automático.
Este tipo de estafa es frecuente en barrios como Kabukicho, en Shinjuku. Algunas variantes incluyen incluso el uso de sedantes en las bebidas para facilitar el robo. Los locales implicados son conocidos como bottakuri bars, lugares sin carta visible donde los precios cambian arbitrariamente. La prevención es simple: si te invitan a un bar, rechaza cortésmente y mantente en lugares recomendados por guías o locales confiables.

Otro engaño más sofisticado, pero igual de perjudicial, tiene lugar en algunos restaurantes que presentan dos versiones del mismo menú: uno en japonés, con precios normales, y otro en inglés, con tarifas infladas hasta el triple. El aumento del turismo desde 2023 ha hecho que esta práctica gane terreno, sobre todo en áreas como Toyosu en Tokio o el Kuromon Market en Osaka.
El consejo aquí es siempre verificar los precios antes de pedir. Si hay algo poco claro, es válido preguntar. También ayuda buscar reseñas online antes de entrar o pedir sugerencias a locales. Recordemos que comer bien en Japón no tiene por qué ser caro, y muchos sitios ofrecen excelente calidad a precios razonables.
El dinero falso sigue circulando

Aunque Japón es uno de los pocos países desarrollados donde el uso de efectivo sigue siendo masivo, esto también ha abierto la puerta a estafas relacionadas con billetes falsos. Algunos comercios poco confiables pueden devolver cambio con billetes falsos, aprovechando que los turistas suelen estar menos familiarizados con el yen.
Las zonas donde más se reportan estos incidentes son Kabukicho en Tokio y Dotonbori en Osaka. Para evitar ser víctima, conviene revisar siempre el dinero recibido y aprender a identificar los elementos de seguridad de los billetes japoneses, como marcas de agua o relieves táctiles. El sitio web del Banco de Japón ofrece una guía detallada para esta tarea.
Moda y descuentos engañosos

El barrio de Takeshita Dori en Harajuku es un imán para los amantes de la moda alternativa. Sin embargo, algunas tiendas aprovechan el entusiasmo de los turistas para vender ropa falsa a precios exorbitantes. También son comunes los descuentos “ficticios”, donde el precio original nunca existió.
Además, se han reportado prácticas de venta agresiva, donde el personal presiona al cliente a comprar antes de que pueda examinar bien el producto. La recomendación general es comprobar siempre la calidad de lo que se compra y evitar comprar por impulso. Japón tiene tiendas excelentes, pero no todas son iguales.
Problemas con alojamientos temporales
Plataformas como Airbnb también han generado su propio ecosistema de engaños en Japón. Uno de los más comunes es que el anfitrión diga que hubo un error con la reserva y le pida al huésped que cancele. Si el turista accede, pierde el dinero porque la cancelación parte de su cuenta. En otros casos, las fotos del alojamiento no coinciden con la realidad.
En Japón, a diferencia de otros países, muchos alojamientos tipo Airbnb son gestionados por empresas intermediarias sin trato directo con el huésped. Para evitar sorpresas, conviene revisar bien los comentarios, verificar las fotos, y nunca cancelar una reserva sin consultar primero al servicio de atención al cliente de la plataforma.
Aunque Japón sigue siendo un destino extraordinario, es importante recordar que ningún lugar está completamente libre de estafas. Los fraudes que aquí hemos detallado no deberían disuadirte de viajar, pero sí invitan a hacerlo con precaución. La mayoría de estas situaciones pueden evitarse con información, atención y sentido común. Porque incluso en el país del orden y la cortesía, el turista despistado sigue siendo un blanco fácil.
Y como en cualquier parte del mundo, confiar en tus instintos sigue siendo la mejor herramienta para no dejar que una experiencia incómoda empañe tu viaje de ensueño.