La escasez de arroz en Japón ha generado una escena insólita: cada vez más japoneses aprovechan sus viajes a Corea del Sur para adquirir grandes cantidades de arroz, llevándoselo a casa como si fuera un valioso souvenir. Este fenómeno, apodado por la prensa surcoreana como la “fiebre del arroz”, se explica por la diferencia de precios y la falta de producto en el mercado japonés. En supermercados coreanos, una bolsa de 4 kilos de arroz Koshihikari cuesta unos 2.300 yenes, considerablemente menos que en Japón, donde los precios han subido hasta un 90% en el último año.
En Corea del Sur, el consumo interno de arroz ha caído drásticamente en las últimas décadas, lo que ha dejado excedentes que ahora encuentran salida entre los turistas japoneses. Esta situación ha generado inquietud entre los surcoreanos, que temen que una reducción de la producción nacional, planeada para estabilizar precios, pueda llevarles a enfrentar en el futuro los mismos problemas de escasez que hoy sufre Japón.
Las causas de la crisis: clima, especulación y turismo
La crisis del arroz en Japón tiene múltiples causas. Por un lado, olas de calor y sequías han afectado las cosechas. Por otro, la especulación y el acaparamiento por parte de intermediarios han creado cuellos de botella en la distribución, elevando artificialmente los precios. Además, el auge del turismo tras la pandemia ha incrementado la demanda, con restaurantes de lujo comprando directamente a los productores y dejando menos arroz disponible para el consumidor promedio.
El gobierno japonés, ante la escalada de precios y la presión social, ha liberado 210.000 toneladas de su reserva estratégica de arroz, una medida inédita que busca estabilizar el mercado. Sin embargo, expertos advierten que la raíz del problema está en la falta de una política agrícola sostenible y en la vulnerabilidad de la cadena de suministro ante fenómenos climáticos y picos de demanda.
Japón, tradicionalmente autosuficiente en arroz, se ha visto obligado incluso a importar grano de Corea del Sur por primera vez en décadas, reflejando la gravedad de la situación actual.
El arroz es el pilar fundamental de la gastronomía japonesa, no solo por su valor nutricional, sino también por su profundo significado cultural y espiritual. Presente en casi todas las comidas, el arroz blanco (gohan) no es simplemente un acompañamiento, sino el centro del plato alrededor del cual se organizan los demás elementos. Su cultivo ha moldeado paisajes, tradiciones y festividades durante siglos, y su preparación se cuida con esmero, reflejando la importancia del equilibrio, la estética y la simplicidad que caracterizan a la cocina japonesa.
La crisis del arroz en Japón no solo afecta la mesa de millones de familias, sino que también reaviva el debate sobre la seguridad alimentaria y la necesidad de políticas más sólidas para proteger productos básicos frente a la especulación y los cambios globales.