Oviedo, capital de Asturias, se viste de historia y arte milenario en la mirada curiosa de los espectadores japoneses. El reciente documental emitido por la NHK recorre sus calles empedradas y sus joyas arquitectónicas, descubriendo un legado que muchos en el Lejano Oriente desconocían: desde la catedral de San Salvador hasta los testimonios más escondidos del prerrománico asturiano. A través de la narración impecable y las imágenes vibrantes, los nipones han descubierto una ciudad que, en poco más de un kilómetro cuadrado, concentra más de mil años de evolución cultural.
El asombro principal de los realizadores japoneses radica en la perfecta armonía entre estilos arquitectónicos (del prerrománico al gótico) y la forma en que el paso del tiempo ha dejado huellas visibles en cada piedra. Las restauraciones recientes, que han devuelto el esplendor original a fachadas y claustros, revelan un Oviedo que brilla tanto en la penumbra de sus iglesias rurales como en la majestuosidad de su catedral urbana. Este contraste entre lo íntimo y lo grandioso ha sido uno de los ejes narrativos del documental, que invita al espectador a viajar sin moverse del asiento.
El legado prerrománico: testimonio de una identidad única
Los realizadores nipones se detuvieron ante la pureza de las formas prerrománicas, reconocida por la UNESCO en 1985. Santa María del Naranco y Santa Cristina de Lena, ubicadas en las faldas del Monte Naranco, les revelaron la sencillez elegante de un arte precursor del románico. Las bóvedas de cañón, los arcos de herradura y los medallones en relieve evocan influencias bizantinas, un puente arquitectónico entre Occidente y Oriente que fascina especialmente a la audiencia japonesa, sensible a la herencia de sus propias tradiciones milenarias.
La catedral de San Salvador: cruce de culturas y estilos
Erigida originalmente en el siglo VIII y ampliada en gótico durante el XIV y XV, la catedral de Oviedo se alza como emblema de continuidad histórica. Las cámaras del documental enfocaron su fachada limpia tras siglos de oscurecimiento, y el campanario de 46 metros que enmarca la ciudad. El pórtico, con decoración de inspiración árabe en sus arcos y capiteles, sorprendió profundamente a los nipones, habituados a los delicados motivos mudéjares de su propio patrimonio.
Arte sacro en madera y oro: el retablo mayor
El equipo japonés quedó maravillado ante la policromía y el dorado del retablo mayor, obra del siglo XVI. Cada escena de la vida de Cristo, tallada con finos relieves en madera y rematada con pan de oro, pareció resonar con la tradición japonesa del maki-e (la decoración con laca y polvo de oro) estableciendo un diálogo inesperado entre dos culturas separadas por miles de kilómetros.
Claustros y museos: viaje al corazón espiritual
El claustro románico-gótico del monasterio contiguo, con galerías de columnas esbeltas y arcos apuntados, constituyó otro foco de interés. Allí, las cámaras captaron la luz matinal filtrándose a través de los capiteles labrados. El Museo de la Catedral, inaugurado en 1990, exhibe ocho salas repletas de piezas veneradas como reliquias y estelas funerarias. Para el público japonés, tan respetuoso con la preservación de objetos sagrados, resultó conmovedor descubrir que incluso las piedras y restos arqueológicos pueden narrar la fe de siglos.
Iglesias rurales: del románico al mozárabe
No menos impactantes fueron las pequeñas iglesias rurales de Santullano (San Julián de los Prados) y San Miguel de Lillo. El primero, con frisos de frescos inspirados en modelos romanos, y el segundo, guardián de capiteles con escenas de circo romano, ofrecieron al equipo nipón una lección de convivencia de estilos que preludiaron el gran florecer románico. Además, la inclusión de elementos mozárabes tras la Reconquista les recordó cómo la península ibérica fue cruce de caminos y culturas, un relato que resuena con la historia de asimilación cultural de Japón.
El reconocimiento mundial: Oviedo en la ruta del patrimonio
Finalmente, el documental culmina subrayando la inclusión del “Conjunto de monumentos del Prerrománico Asturiano” en la lista de la UNESCO, gracias al valor universal de su arquitectura. Los cineastas japoneses, acostumbrados a valorar con rigor la conservación de su patrimonio, coincidieron en que Oviedo ofrece una lección ejemplar de respeto al pasado, plasmada en cada arco, cada capitel y cada piedra restaurada. Así, invitan a sus compatriotas a descubrir en Asturias no solo un destino turístico, sino un viaje a los orígenes de Europa y, en definitiva, a la universalidad de la historia.