Hace un tiempo les contaba de una publicidad de Toyota Japón que se filmó en Buenos Aires. Parece que el atractivo de la Argentina entre los japoneses no se detiene. Hace poco se estrenó «Si los gatos desaparecieran del Mundo», una película que se filmó en las Cataratas del Iguazú y en Buenos Aires.
Se trata de la versión cinematográfica de la novela «Si los gatos desaparecieran del Mundo» (世界から猫が消えたなら – de Genki Kawamura) y que cuenta la historia de un joven cartero que es diagnosticado con un tumor cerebral incurable.
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La historia de «Si los gatos desaparecieran del Mundo»
Cuando vuelve a su casa, el diablo le ofrece un pacto: «por cada cosa que acepte que desaparezca de este mundo, le dará un día más de vida». Es así que empieza una semana, en la que primero desaparecen los teléfonos, las películas… Cada cosa que desaparece del mundo, le hará recordar algún momento de su propia vida.
La película «Si los gatos desaparecieran del Mundo» ofrece una perspectiva conmovedora sobre la vida y sus prioridades a través de la historia de un joven cartero confrontado con la mortalidad. El relato gira en torno a las decisiones que debe tomar cuando se le ofrece la oportunidad de prolongar su vida a cambio de la desaparición de elementos del mundo.
La narrativa se destaca al resaltar la importancia de las conexiones humanas y las pequeñas cosas que a menudo se subestiman en la vida cotidiana. La progresiva desaparición de objetos simbólicos, como los teléfonos, impacta profundamente en las relaciones del protagonista, especialmente con su ex novia, madre y amigos. Esto desencadena una reflexión sobre el valor de las cosas que damos por sentadas.
La película evita centrarse exclusivamente en la muerte, optando por explorar cómo el personaje vive y experimenta la vida durante este período de tiempo «extendido» después de su diagnóstico terminal. Este enfoque en el viaje emocional del personaje permite al espectador conectarse con sus dilemas y cuestionamientos sobre la existencia y el significado de la vida.
El título, a pesar de sugerir la desaparición de los gatos, sirve como una metáfora para todas las pérdidas que experimenta el personaje y cómo estas afectan sus relaciones. La película ofrece una reflexión profunda sobre la apreciación de lo vivido y la aceptación de que no siempre se cumplen todos los sueños, transmitiendo un mensaje conmovedor sobre la gratitud por la vida diaria.
A pesar de que el tema de enfrentar la muerte y sus implicaciones en las relaciones cercanas no es novedoso en el cine, «Si los gatos desaparecieran del Mundo» logra destacarse al enfocarse en la vida del protagonista y sus conexiones emocionales más que en la idea de la muerte inminente. Invita a la audiencia a reflexionar sobre lo esencial y a valorar lo que realmente importa en la existencia humana.
La película cuenta con la actuación del actor Takeru Satoh, que muchos conocerán por la serie de películas Live Action de Rouroni Kenshin (todas ellas están en Netflix). En el breve trailer, se pueden ver algunas de las escenas filmadas en las Cataratas, donde tuvo una de sus principales locaciones.
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Curiosidades de la película «Si los gatos desaparecieran del Mundo»
- Genki Kawamura, reconocido por su debut como escritor con la novela en la que se inspiró la película, es también un productor cinematográfico. Ha desempeñado roles de producción en películas destacadas, incluyendo el aclamado largometraje animado «Kimi no na wa».
- La música de la película merece especial mención por la emotividad que agrega a la historia, complementando con sutileza la actuación del actor principal y la hermosa cinematografía. El tema principal, llamado «Hizumi», es interpretado por Haruhi, una cantante y compositora americana-japonesa. El resto de la banda sonora fue compuesta por Takeshi Kobayashi, un músico y productor japonés.
- El actor principal, Takeru Satoh, es reconocido por su papel como Kenshin Himura en la trilogía de películas de acción real de «Rurouni Kenshin«. Por otro lado, Aoi Miyazaki interpretó a NANA en la adaptación cinematográfica del 2005 basada en el manga y anime del mismo nombre. Recientemente trabajó en la serie de Netflix First Love.
- La filmación de esta película tuvo lugar en Argentina, específicamente en lugares como La Boca y las Cataratas del Iguazú, junto con locaciones en Hakodate, Hokkaido, Japón.
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