El legendario perro japonés Hachiko, un Akita Inu, nació en noviembre de 1923 en Odate, una ciudad ubicada en la prefectura de Akita, donde esta distinguida raza de perros tiene sus raíces. Ese mismo año, el profesor de agricultura e ingeniero agrónomo, Hidesaburo Ueno, se encontraba en la búsqueda de un cachorro de esta raza y solicitó la ayuda de uno de sus estudiantes para encontrarlo.
Fue así como Hachiko llegó a la vida del profesor Ueno. Desde el momento en que se encontraron, se forjó una conexión especial entre ambos. Hachiko se convirtió en el compañero leal del profesor, siguiéndolo a todas partes y esperando ansiosamente su regreso al final del día.
Sin embargo, la trágica historia de Hachiko comenzó a tomar forma en 1925, cuando el destino dio un giro inesperado. El profesor Ueno falleció repentinamente en el trabajo, dejando a Hachiko desolado y sin comprender por qué su amado dueño ya no regresaba a casa. A pesar de su confusión y su corazón roto, el fiel perro continuó esperando en la estación de Shibuya (Tokio), el lugar de encuentro habitual, con la esperanza de ver una vez más al profesor.

La historia de la lealtad de Hachiko comenzó a extenderse por todo Shibuya y, con el tiempo, por todo Japón. Las personas que pasaban por la estación quedaban conmovidas al ver al perro esperando pacientemente día tras día, año tras año. Aunque algunos inicialmente lo rechazaban, considerándolo un perro callejero, todo cambió en 1932 cuando un artículo fue publicado, compartiendo la historia conmovedora de Hachiko y su fidelidad inquebrantable.
Desde ese momento, Hachiko se convirtió en un símbolo de lealtad y devoción en todo el país.
En abril de 1934, se erigió una estatua de bronce en la estación de Shibuya, representando a Hachiko y fue inaugurada en su presencia. Sin embargo, durante la Segunda Guerra Mundial, la estatua fue reciclada para el esfuerzo bélico.
El 8 de marzo de 1935, Hachiko falleció, poniendo fin a su larga espera. Su cuerpo fue encontrado en una calle cercana a la estación de Shibuya. Las cenizas del Chuken Hachiko, el perro leal, fueron enterradas junto a la tumba del profesor Ueno en el Cementerio de Aoyama en la ciudad de Minato.
En 1948, Takeshi Andō, hijo del artista original, creó una segunda estatua que se erigió en agosto del mismo año. Esta nueva estatua aún se encuentra en pie y se ha convertido en un lugar de encuentro popular. La entrada de la estación cerca de esta estatua se conoce como “Hachikō-guchi”, que significa “Entrada/Salida de Hachikō”, y es una de las cinco salidas de la estación de Shibuya.

A pesar de su partida, el legado de Hachiko perdura en el tiempo, recordándonos el poder del amor incondicional y la lealtad. La historia de Hachiko sigue siendo una inspiración para millones de personas en todo el mundo, demostrando el vínculo especial que puede existir entre un perro y su dueño. La estatua de Hachiko en Shibuya se ha convertido en un punto de encuentro icónico y continúa siendo un símbolo de afecto y devoción eterna. Hachiko, el perro leal, seguirá viviendo en los corazones de aquellos que escuchan su historia y se dejan cautivar por su inquebrantable espíritu.
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