En un país con una superficie limitada (377 mil km2) y con una geografía bastante compleja (islas y montañas), tener casa propia en Japón es algo bastante insólito. Es por eso que el gobierno japonés tuvo una idea interesante: vender casas que están abandonadas. Y es que no son pocas. Según el propio gobierno, hay 8 millones de viviendas que están en estado calamitoso y a punto de derrumbarse. Todas ellas desparramadas en distintos lugares de Japón, y que actualmente no tienen dueño.
Hay dos razones por los cuales las casas están vacías en un país con tan poca superficie: el éxodo rural y a la significativa caída que está experimentando la población japonesa. De todas formas, el mercado inmobiliario japonés es muy particular y diferente al resto del mundo. La compra de viviendas usadas (2da mano) es bastante bajo. Sólo el 15% de las transacciones. La mayoría de las casas se terminan heredando, de padres a los hijos, y estos son los encargados de refaccionarlas.
Pero también la vida de una casa prefabricada de madera es de unos 30 años, con lo cual lo más valioso no es la casa en sí, sino el terreno en el que está la casa. El problema surge cuando los propietarios de esos terrenos -ya sea edificados o no- quieren trasladarse a vivir a las grandes urbes y no tienen herederos. ¿Qué ocurre con esa vivienda? Queda abandonada a su suerte. El tiempo consigue debilitarla hasta que su derrumbamiento es inminente.
La situación está lejos de solucionarse, y se cree que en los próximos años serán más las casas abandonadas en Japón, con una población más vieja y que no tiene hijos. Se estima que en 20 años, un cuarto de las casas van a estar vacías. Y el problema es que muchos no quieren vivir ya lejos de los centros urbanos.
Las viviendas tendrían un precio más que asequible, una media de 8,98 millones de yenes (unos 85 mil dólares).
Fuente: El Mundo | Fotos: TokyoTimes
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