En el impactante quinto capítulo de la aclamada serie Shogun de FX, se reveló uno de los macabros rituales de la era de los samuráis en el Japón feudal: los kubi oke, unos peculiares recipientes cilíndricos utilizados para transportar las cabezas decapitadas de los enemigos caídos en batalla.
Según los historiadores consultados, después de cada contienda, los samuráis presentaban las cabezas de sus oponentes vencidos ante su señor feudal en una ceremonia conocida como kubi-ken. Estas cabezas trofeo se colocaban dentro de los kubi oke para su traslado.
Los kubi oke eran unos contenedores de madera, a veces laqueados y decorados para ocasiones ceremoniales, pero en el fragor de la batalla se utilizaban versiones más rústicas. En su interior contaban con un perno puntiagudo para clavarle la cabeza e inmovilizarla, o bien se rellenaban con sal para mejor conservación.
Sobre la tapa se colocaba una nota con el nombre del antiguo «dueño» de la cabeza, su rango y como había sido tomado el trofeo, si a través de batalla o mediante seppuku.
Un kubi oke particularmente famoso que logró sobrevivir al paso del tiempo contenía la cabeza del guerrero Taira no Masakado, fallecido en el año 940 y considerado una deidad protectora de la antigua Edo, la actual Tokio. Lamentablemente, este ejemplar histórico se perdió durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.
La espeluznante costumbre de coleccionar cabezas como trofeos de guerra puede parecernos atroz hoy en día, pero formaba parte del código de honor bushido que regía la vida de los samuráis. La serie Shogun nos sumerge de lleno en esas tradiciones cruentas pero fascinantes de un Japón feudal épico.
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