La explosión del turismo en Japón durante la primera mitad de 2025 ha batido todos los registros. Según datos oficiales, el país recibió 21,5 millones de visitantes extranjeros entre enero y junio, superando en un 21 % la cifra del mismo periodo de 2024. Sólo en junio llegaron 3,38 millones de turistas, la cifra más alta jamás registrada para ese mes, lo que evidencia un flujo constante de viajeros durante gran parte del año. A la reapertura total tras la pandemia y a las agresivas campañas de promoción internacional se suma un factor clave: la facilidad para moverse a lo largo y ancho del archipiélago que ofrece el Japan Rail Pass.
Este billete de tren de precio fijo, lanzado originalmente en 1987 para incentivar el turismo extranjero, permite realizar trayectos ilimitados en la red de Japan Railways (JR) durante 7, 14 o 21 días, lo que en principio puede resultar una oferta extraordinaria. Sin embargo, este mismo pase podría ser uno de los responsables de la saturación en destinos articulados como el circuito tradicional (Tokio, Osaka, Kioto y Hiroshima) al fomentar rutas muy predecibles y abundantes reservas en trenes y alojamientos de las urbes más populares.
La saturación de los destinos principales de la ruta de la Japan Rail Pass

El origen del Japan Rail Pass responde a la voluntad de las autoridades y de la operadora JR de distribuir el turismo por todo el país. Con un coste de 300 euros por siete días en 2025, el pase resulta especialmente atractivo si se comparan precios de trayectos individuales en shinkansen.
Un viaje de Tokio a Kioto cuesta por sí solo en torno a 14 000 ¥, y de Kioto a Hiroshima otros 11 000 ¥. En un itinerario clásico que cubra las cuatro grandes ciudades, los billetes sueltos superarían con creces el precio del pase, lo que hace que muchos visitantes lo consideren la opción más barata y cómoda. Además, numerosos blogs, guías de viaje y agencias estructuran sus paquetes de siete o catorce días alrededor del JR Pass, promocionando una “ruta dorada” sin preocuparse por el coste de cada viaje. La comodidad de reservar asientos sin límite de trayectos favorece así la formación de itinerarios casi idénticos entre los turistas, que confluyen en los puntos de interés más mediáticos y congestionan servicios y espacios patrimoniales.
Impacto de la subida de precios en el Japan Rail Pass

En los últimos años, varios factores han encarecido el JR Pass. La devaluación del yen frente al euro y al dólar, junto con aumentos en los costes de mantenimiento y personal, han llevado a JR a subir las tarifas en torno a un 15 % para el pase de siete días y un 20 % para el de catorce días entre 2022 y 2025. Por otro lado, la inflación global y el incremento de la demanda han elevado también los precios de alojamiento y restauración en las ciudades más turísticas.
Como consecuencia, muchos viajeros comenzaban a cuestionarse la rentabilidad del pase: para itinerarios reducidos a Tokio y alrededores, o para viajes centrados en dos o tres ciudades, la suma de billetes sencillos y el uso de pases regionales pueden resultar más baratos. Hoy día, un visitante puede comparar fácilmente en aplicaciones móviles el coste exacto de los trayectos que necesita y descubrir que el JR Pass ya no siempre es la opción más económica, lo que frena la actuación automática de reservar el pase y seguir la ruta tradicional.
Destinos alternativos: más allá de Tokio y Kioto

El alza de precios del JR Pass y del turismo masivo en los puntos clásicos ha impulsado a algunos visitantes a explorar zonas menos conocidas. Hokkaido, Kyushu o la ciudad histórica de Kanazawa emergen como destinos con tarifas de transporte alternativo (avión de bajo coste, autobús o tren regional) más asequibles. Un billete de avión interno de Tokio a Sapporo puede costar entre 6 000 y 8 000 ¥ si se reserva con antelación, frente a los cerca de 28 000 ¥ que supondría el trayecto en shinkansen con JR Pass. Asimismo, los precios de los alojamientos en Sapporo son un 10–20 % inferiores a los de Kioto durante temporada alta, y en Kyushu, ciudades como Fukuoka ofrecen un coste de vida más reducido y una rica oferta gastronómica local.
Kanazawa mantiene intacta su arquitectura samurái y sus jardines tradicionales con menor afluencia de turistas, lo que permite disfrutar de los barrios de geishas y del mercado de pescado sin largas colas ni prisas. En conjunto, estos destinos alternativos brindan la posibilidad de vivir Japón de forma más económica y auténtica, sin sumarse a la congestión de la “ruta dorada”.
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Ventajas de rutas menos saturadas y experiencia auténtica
Más allá de la cuestión económica, explorar rutas menos concurridas reporta beneficios culturales y experienciales. En prefecturas del Tohoku o en islas como Shikoku, el turismo rural y comunitario ofrece estancias en granjas tradicionales, talleres de artesanía local o participación en festivales autóctonos donde la masificación es casi inexistente.
El contacto con poblaciones locales, no acostumbradas a recibir grandes grupos internacionales, facilita el intercambio cultural y permite descubrir costumbres centenarias, como la confección de kimonos o la recogida de té en pequeñas plantaciones familiares. Además, el menor número de visitantes reduce el impacto ambiental, promueve un turismo sostenible y favorece la redistribución de ingresos hacia zonas que no han vivido el boom de la “ruta dorada”. Este modelo de viaje apoya iniciativas de reactivación de pueblos rurales y aporta un valor añadido para quienes buscan vivir una experiencia japonesa fuera de los circuitos comerciales.
La conveniencia del JR Pass según el itinerario personalizado

Pese a su encarecimiento, el JR Pass sigue siendo la mejor opción para itinerarios extensos que incluyan múltiples saltos en el país: por ejemplo, un viaje de 21 días que abarque Tokio, Sendai, Sapporo, Fukuoka, Hiroshima, Osaka y Kioto. En estos casos, el pase recupera su rentabilidad, ofrece flexibilidad y elimina la preocupación de reservas individuales. Sin embargo, la clave está en la planificación previa: comparar el coste del pase con la suma de trayectos aislados y valorar la necesidad de desplazarse cada día. Para estancias centradas en la región de Kanto (Tokio y alrededores), el JR East Pass, con un precio sensiblemente inferior, puede resultar más adecuado. En la zona de Kansai, el Kansai Pass permite trayectos ilimitados en Osaka, Kioto, Nara y Kobe a un precio mucho más económico que el pase nacional. Asimismo, las compañías aéreas de bajo coste y los servicios de autobús nocturno han consolidado ofertas competitivas. Cada viajero, en función de sus intereses y presupuesto, debe diseñar un itinerario a la medida, calculando cuidadosamente los gastos de transporte y equilibrando libertad de movimiento con ahorro económico.
Como podemos ver, el Japan Rail Pass ha desempeñado un papel fundamental en la expansión del turismo hacia Japón, facilitando la movilidad y encarnando la promesa de un viaje sin límites. Sin embargo, su popularidad y la concentración de visitantes en la “ruta dorada” han contribuido a la saturación de ciudades clave. La reciente subida de precios del pase, sumada al encarecimiento general, está impulsando a muchos turistas a replantear sus recorridos y a descubrir destinos alternativos que ofrecen mejor relación calidad-precio y experiencias más auténticas. La recomendación final es clara: antes de adquirir el JR Pass, conviene hacer cuentas detalladas, comparar opciones regionales, vuelos domésticos y transportes alternativos, y diseñar un itinerario personalizado que evite la congestión y permita disfrutar de un Japón más genuino.