Un francés que vive desde hace unos años en Japón se topó con un detalle que pasó desapercibido para muchos: las máquinas expendedoras de Japón esconden un pequeño “truco” para conocer la temperatura exacta de la bebida antes de comprarla. Según relata el youtuber Bebechan France, tras mover ligeramente la palanca de selección del precio y rozar con el dedo la carcasa trasera del producto, pudo asegurarse de que su café caliente recién dispensado no había estado horas enfriándose en el depósito. “Me sorprendió descubrir que, además de sofisticadas, estas máquinas piensan en todo para garantizar la mejor experiencia al cliente”, cuenta.
El truco de la temperatura de las máquinas expendedoras de Japón: así funciona
Lejos de ser un simple capricho tecnológico, este sistema permite distinguir en segundos si la bebida fue recargada hace minutos o si lleva tiempo almacenada. La palanca ajusta un pequeño sensor interno que traslada la lectura térmica hasta la superficie externa del botón correspondiente. Al tocarlo, el usuario palpa la temperatura real: frío intenso para refrescos recién enfriados o calor agradable para cafés y tés calientes. Esta ingeniosa solución resuelve la incertidumbre de no saber si el producto comprado fue colocado ese mismo día. Se trata de un detalle crucial para quienes, como Bebechan France, valoran la calidad y frescura de lo que consumen.
¿Por qué hay tantas máquinas expendedoras en Japón?

Japón supera los cinco millones de máquinas expendedoras instaladas en todo el país, con una densidad que alcanza una unidad cada 23 personas en zonas urbanas. Esta proliferación se explica por varios factores: la altísima demanda de bebidas y snacks “sobre la marcha”, la comodidad de no depender de horarios comerciales, y un sistema de reposición muy eficiente que garantiza stock permanente. En Tokio, encontrar una máquina cada pocos metros es algo tan natural como respirar: hidratarse o tomar un café ya no implica buscar una tienda o esperar cola.
Seguridad y vigilancia cero: la confianza en la sociedad japonesa
A diferencia de otros lugares, en Japón las máquinas suelen quedarse en la calle, sin cámaras ni rejas metálicas. La baja tasa de criminalidad y el fuerte compromiso cívico permiten que no haya apenas actos vandálicos. Además, el coste de mantenimiento (producto de la rápida detección de fallos y la reparación inmediata) resulta asumible dado el volumen de ventas. Para los turistas, esta confianza se siente sorprendente: “No necesitas preocuparte por nada, simplemente acercarte, elegir y pagar”, destaca Dubois.
Máquinas expendedoras en emergencias sísmicas: un papel clave
Más allá de ofrecer bebidas, estas máquinas juegan un papel vital en caso de terremotos y otras emergencias. Equipadas con sistemas de alimentación de respaldo y anclajes especiales, muchas siguen operando incluso cuando la red eléctrica falla. En zonas de alta sismicidad, los ayuntamientos colaboran con los operadores para garantizar el suministro de agua y bebidas isotónicas durante las primeras horas tras el desastre. Esto convierte a las expendedoras en puntos de auxilio improvisados, donde los vecinos pueden seguir hidratándose mientras llegan los equipos de rescate.
Con su combinación de ingenio tecnológico, densidad de servicio y responsabilidad social, las máquinas expendedoras de Japón siguen siendo un ejemplo de cómo un país puede convertir un objeto cotidiano en un elemento esencial de su vida diaria. Y, para turistas como Pierre Dubois, descubrir estos “secretos ocultos” es, sin duda, una de las sorpresas más agradables de su viaje.