Al llegar a Japón, uno de los primeros gestos que sorprende a los turistas es la costumbre de quitarse los zapatos antes de entrar a una casa, un restaurante tradicional, una posada o incluso un templo. Esta práctica, que puede parecer sencilla, está profundamente arraigada en la cultura japonesa y tiene implicaciones tanto prácticas como simbólicas. Más allá de una cuestión de higiene, quitarse los zapatos representa el respeto por el espacio ajeno y la separación entre lo público y lo privado. El origen de esta costumbre se remonta a la necesidad de mantener limpios los interiores, especialmente en un país donde muchos suelos son de tatami o madera pulida, materiales delicados que se deterioran fácilmente con el uso de calzado exterior. Además, en Japón es común sentarse directamente en el suelo o dormir en futones desplegados sobre el tatami, por lo que la limpieza del suelo adquiere una importancia fundamental.
La tradición de quitarse los zapatos también refleja la filosofía japonesa de respeto y armonía con el entorno. El acto de dejar los zapatos en la entrada simboliza dejar atrás el mundo exterior y sus preocupaciones, preparándose para disfrutar de un ambiente íntimo y relajado. Para los turistas, comprender y adoptar esta costumbre es una muestra de cortesía y apertura cultural. No solo se trata de evitar ensuciar el suelo, sino de participar activamente en una práctica que une a los japoneses en su vida cotidiana, desde el hogar hasta la escuela y el trabajo.
El genkan: la frontera entre el exterior y el interior

El genkan es el espacio de entrada tradicional en las casas, apartamentos y muchos edificios japoneses. Se encuentra justo después de la puerta principal y suele estar a un nivel más bajo que el resto del suelo de la vivienda, marcando una clara separación entre el “exterior” y el “interior”. Aquí es donde los visitantes y residentes se quitan los zapatos antes de avanzar hacia las zonas habitables. El genkan no solo sirve como lugar para dejar el calzado, sino que también funciona como una barrera simbólica y física que protege la limpieza del hogar. Cruzar el genkan con los zapatos puestos es considerado una falta de respeto y puede causar incomodidad a los anfitriones. Por eso, es fundamental prestar atención a este espacio y seguir las indicaciones que puedan existir, como la presencia de zapatillas preparadas o un escalón que marca la transición.
Las zapatillas surippa: el calzado de interior
Una vez que dejamos los zapatos en el genkan, es habitual que nos ofrezcan unas zapatillas de interior llamadas surippa. Estas zapatillas, que provienen de la palabra inglesa “slippers”, son ligeras, cómodas y están diseñadas exclusivamente para el uso dentro de la casa. Las surippa ayudan a mantener los pies limpios y a proteger el suelo de posibles daños. Sin embargo, hay que tener en cuenta que no se deben usar en todas las habitaciones. En particular, al entrar a una sala con tatami, es necesario quitarse tanto los zapatos como las surippa y caminar descalzo o con calcetines, ya que el tatami es un material delicado que se beneficia del contacto directo con los pies desnudos.
Zapatillas para el baño en las casas japonesas
En Japón, la higiene es una prioridad y esto se refleja en la separación de calzado incluso dentro del hogar. Al entrar al baño, es común encontrar unas zapatillas específicas para este espacio, diferentes de las surippa que se usan en el resto de la casa. Estas zapatillas de baño tienen como objetivo evitar que la suciedad o bacterias del baño se dispersen por otras áreas del hogar. Es importante recordar cambiarse de zapatillas al entrar y salir del baño,y nunca usar las zapatillas de baño en otras habitaciones. Esta práctica, aunque pueda parecer exagerada para quienes no están acostumbrados, es una muestra más del cuidado que los japoneses ponen en la limpieza y el respeto por el espacio compartido.
Calzado para el colegio e instituto
La costumbre de quitarse los zapatos no se limita al hogar. En las escuelas japonesas, los estudiantes deben cambiarse de calzado al ingresar al edificio, utilizando unas zapatillas especiales llamadas uwabaki. Estas zapatillas, generalmente de color blanco, son exclusivas para el uso dentro de la escuela y ayudan a mantener limpias las aulas y pasillos. El cambio de calzado también fomenta un ambiente de igualdad entre los estudiantes, ya que todos usan el mismo tipo de zapatillas, independientemente de su estatus social o económico. Además, el uso de uwabaki contribuye a la disciplina y el orden dentro del entorno escolar.
Zapatillas en academias y oficinas
La práctica de cambiar de calzado se extiende también a otros espacios públicos y privados, como academias, laboratorios y oficinas. En muchos lugares de trabajo, los empleados y visitantes deben usar zapatillas de interior, especialmente si el suelo es de madera o tatami. Esta costumbre no solo protege el suelo, sino que también crea un ambiente más cómodo y relajado para quienes pasan largas horas en interiores. Además, el uso de zapatillas en espacios compartidos refuerza el sentido de comunidad y respeto mutuo, valores muy apreciados en la cultura japonesa.
Calzado en restaurantes, ryokan y onsen
En restaurantes tradicionales, ryokan (posadas japonesas) y onsen (baños termales), la costumbre de quitarse los zapatos es igualmente importante. Al entrar en estos establecimientos, es habitual que los visitantes dejen sus zapatos en el genkan y utilicen zapatillas de interior o vayan descalzos, dependiendo de las normas del lugar. En las habitaciones de ryokan con suelo de tatami, es obligatorio quitarse incluso las zapatillas y caminar descalzo o con calcetines. En los onsen, los visitantes deben descalzarse antes de ingresar a las zonas de baño, y a menudo se les proporciona zapatillas específicas para moverse por las instalaciones. Estas prácticas garantizan la limpieza y el bienestar de todos los usuarios, además de ofrecer una experiencia auténtica de la cultura japonesa.
La costumbre de quitarse los zapatos también se aplica en templos y castillos tradicionales. En muchos templos budistas y santuarios sintoístas, los visitantes deben descalzarse antes de entrar a las salas principales, especialmente si el suelo es de tatami o madera. Lo mismo ocurre en algunos castillos históricos, donde el acceso a ciertas áreas requiere caminar descalzo. Esta práctica no solo protege el patrimonio cultural, sino que también invita a los visitantes a experimentar una conexión más íntima con el espacio sagrado o histórico. Caminar descalzo en estos lugares es una forma de mostrar respeto y humildad, valores muy valorados en la sociedad japonesa.
¿Por qué se descalzan en Japón?
La razón principal de quitarse los zapatos en Japón es mantener la limpieza y el orden en los espacios interiores. Al dejar el calzado en la entrada, se evita que la suciedad, el polvo y los gérmenes del exterior entren en la casa o establecimiento. Además, muchos materiales tradicionales, como el tatami y la madera pulida, son delicados y se dañan fácilmente con el uso de zapatos. La costumbre también tiene un componente simbólico: separar el mundo exterior del interior, creando un espacio seguro y protegido donde reinan la tranquilidad y el respeto. Para los japoneses, quitarse los zapatos es un acto de cortesía y consideración hacia los demás, una muestra de que valoran el espacio compartido y la armonía social.
Consejos para turistas
Para los turistas, adaptarse a la costumbre de quitarse los zapatos puede resultar desconcertante al principio, pero es fundamental para integrarse y mostrar respeto por la cultura local. Observar a los japoneses y seguir su ejemplo es una buena estrategia: si ves a otras personas descalzándose o alineando sus zapatos en la entrada, haz lo mismo. Presta atención a las señales, como la presencia de un genkan, un escalón o zapatillas preparadas.
Si tienes dudas, no dudes en preguntar al personal o a tus anfitriones; los japoneses suelen ser muy comprensivos con los extranjeros y valoran el esfuerzo por cumplir sus normas. Recuerda que en las habitaciones con tatami debes quitarte incluso las zapatillas y caminar descalzo o con calcetines. Además, nunca uses las zapatillas de baño fuera del baño y procura mantener tus calcetines limpios, ya que en muchos lugares es preferible no ir descalzo. Finalmente, disfruta de la experiencia: quitarse los zapatos es una oportunidad para participar en una tradición milenaria y sentirte parte de la vida cotidiana japonesa.