Aki Yashiro, reconocida como la gran dama de las baladas enka japonesas, falleció el pasado 30 de diciembre a causa de una enfermedad pulmonar. La noticia fue anunciada por la familia recién este miércoles. Con una carrera musical que abarcó cinco décadas, dejó un legado de éxitos que la consolidaron como una figura icónica en la industria.
Yashiro debutó en 1971 después de trabajar como cantante en un club nocturno en el exclusivo distrito de Ginza en Tokio. En septiembre había suspendido sus actividades musicales tras anunciar que empezaría un tratamiento contra una enfermedad del tejido conectivo.
La artista había desarrollado dermatomiositis anti-MDA5 positiva, una enfermedad designada como intratable. Falleció el 30 de diciembre pasado a causa de una enfermedad pulmonar intersticial de progresión rápida, confirmó su oficina.
Reconocida por su distintiva voz ronca, sus mayores éxitos incluyeron «Funauta» (Canción del barco) en 1979 y «Ameno Bojo» (Anhelo bajo la lluvia) en 1980.
Yashiro, había adoptado su nombre artístico de su ciudad natal, Yatsushiro, en la prefectura de Kumamoto. Se presentó en 23 ocasiones en el popular espectáculo de música en vivo «Kohaku Uta Gassen» de la radiodifusora nacional NHK, debutando en 1973.
Además de su renombre en las baladas enka, incursionó en otros géneros como el blues y el jazz. En 2012 lanzó su primer álbum de jazz, «Yoruno Arubamu» (Canciones alrededor de la medianoche). Al año siguiente actuó en el famoso club de jazz Birdland en Nueva York.
A lo largo de su vida, fue una visitante habitual en prisiones de mujeres y centros de detención juvenil, mostrando un compromiso con causas sociales.
También reconocida como artista, sus pinturas fueron aceptadas en varias ocasiones en exposiciones, incluyendo la prestigiosa Le Salon en Francia.
«Como una canción exitosa nace gracias a que todos compran un disco tras otro, quiero compartir esa sensación de felicidad y alegría», expresó Yashiro en una entrevista con Kyodo News el año pasado.
«Mi objetivo a partir de ahora es morir intercambiando agradecimientos», concluyó Yashiro, dejando un legado de música, compromiso social y arte que perdurará en la memoria de sus seguidores y la industria musical japonesa.