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WikiLeaks y CableGate se convertirán en dos de las palabras del año, por culpa del señor de la foto, Julian Assange, un periodista-hacker de nacionalidad australiana, que en estos momentos es la persona más buscada del mundo. La revelación de los 250 mil cables de la diplomacia norteamericana, nos convirtieron a todos en rastreadores de…

Por Federico Aikawa

WikiLeaks y CableGate se convertirán en dos de las palabras del año, por culpa del señor de la foto, Julian Assange, un periodista-hacker de nacionalidad australiana, que en estos momentos es la persona más buscada del mundo.

La revelación de los 250 mil cables de la diplomacia norteamericana, nos convirtieron a todos en rastreadores de documentos desde cinco grandes medios del mundo. El New York Times, The Guardian, Le Monde, Der Spiegel y El País, son los encargados de procesar ese material y largarlo al mundo, muchas veces con palabras que pueden llegar a generar un importante conflicto entre dos potencias y otras veces con cosas que no sorprenderían a nadie por ser una una verdad a puertas cerradas.

Está claro que hasta el momento, y quizás por la gravedad de los hechos, lo más importante no pasa por nuestro país, la Argentina, en donde la embajada de Estados Unidos y el Departamento de Estado no juegan un papel importante desde hace tiempo. Aún así, el tránsito incesante de algunos políticos -pro yankees confesos y otros que se lo tienen bien calladitos-, sino por el escándalo del espionaje a altos miembros de la ONU.

Desde Perfil.com tratamos de cubrir lo que sucede, leyendo y releyendo los cables que nos deja El País, la única que le da un poco de prioridad a los temas de Latinoamérica. Está claro que nuestra visión y la de todos los medios de este continente siempre estará sesgada por la visión de los periodistas españoles (y en algunos casos los franceses de Le Monde), que no solo tienen de antemano la información, sino que cuentan con todos los cables. También está claro, y se lo planteé a un compañero de trabajo, que esto es un negocio y quizás El País decida largar los cables más importantes en sus ediciones del fin de semana (se me ocurre, el CableGate lleva 4 días). Hasta el momento tengo el sabor agridulce de que acá no me están contando todo lo que yo quiero saber y que en más de 2000 cables emitidos desde Buenos Aires, más los enviados desde otras embajadas y por la Secretaría de Estado, tiene que haber una revelación, una persona que hasta el momento permanece oculta, un hecho que escandalice y provoque la renuncia de personas en diversos puntos del planeta. ¿Dónde están los negocios sucios, la corrupción y esas cosas que se suponen que el gobierno de Estados Unidos coloca debajo de la alfombra?

Mientras tanto, las personas que pertenecemos a un medio de comunicación, no importa de que parte del mundo sea, seguiremos jugando, cual enfermos -de allí el título de este post- al vals que nos regalan cinco medios que eligen qué tenemos que leer primero.

WikiLeaks no es una revolución ni la democratización de la información. Es el robo de documentos más importante de la historia de la humanidad y el regreso de la verticalidad con un nombre asociado al dospuntocerismo y las comunidades virtuales, como es Wiki.

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