En reciente estudio realizado por la firma de marketing Intage Inc. ha revelado que en Japón el número de mujeres que planean comprar chocolates para sí mismas en San Valentín ha superado con creces a aquellas que tienen la intención de regalarlos a sus parejas.
Según los datos recogidos, un 21.7% de las encuestadas afirmó que adquiriría chocolates para su propio disfrute, lo que representa un aumento de 8.5 puntos porcentuales respecto al año anterior.
Esta tendencia subraya un cambio cultural en el que las mujeres están priorizando el placer personal sobre la tradición de obsequiar chocolates a los hombres en sus vidas, sea su esposo, novio, padre o compañeros de trabajo, como suele ser costumbre en el país nipón.
Además, la brecha entre quienes compran para sí mismas y las que compran para regalar se ha ampliado a 3.4 veces, en comparación con la diferencia de 1.7 veces registrada el año pasado.
A pesar de la subida de precios en bienes de consumo diario que ha llevado a un ajuste en los gastos generales, las mujeres no han escatimado en gastos cuando se trata de chocolates.
El presupuesto promedio dedicado a estos dulces ha experimentado un incremento del 34.0%, alcanzando los 5,024 yenes (aproximadamente 34 dólares). El gasto medio en chocolates tanto para sus parejas como para ellas mismas también ha visto un aumento, situándose en 3,222 yenes y 1,766 yenes respectivamente.
Curiosamente, el grupo más numeroso, con un 44.7%, indicó que comprarían chocolates para sus familias, lo que refleja los resultados de una encuesta en línea que contó con 1,257 respuestas de mujeres entre 15 y 79 años de edad realizada en enero.
Este fenómeno no solo destaca la diversificación en la forma de celebrar San Valentín, sino que también revela una marcada reticencia entre las mujeres trabajadoras a seguir la tradición de dar chocolates «obligatorios» a compañeros de trabajo masculinos. Un abrumador 82.2% de las 370 encuestadas expresó su desinterés en mantener esta costumbre.
El estudio subraya un cambio en las dinámicas sociales y las preferencias personales en Japón, donde cada vez más mujeres optan por celebrar el amor propio y la independencia, incluso en festividades tradicionalmente orientadas a la expresión de afecto hacia los demás.
San Valentín y el Día Blanco (White Day): una festividad diferente en Japón
En Occidente, San Valentín se celebra como una ocasión para declarar amor a esa persona especial, generalmente a través de regalos o citas románticas. Tradicionalmente, son los hombres quienes asumen el papel de agasajar a sus parejas con detalles coloridos y expresiones de amor. Sin embargo, en Japón, la dinámica de esta festividad difiere notablemente, poniendo de manifiesto las singularidades culturales en la expresión del afecto.
En Japón, el 14 de febrero se caracteriza por un enfoque en el que las mujeres toman la iniciativa como principales obsequiantes, no solo hacia sus parejas sino también hacia cualquier hombre con quien compartan una relación significativa. La tradición dicta que el regalo por excelencia es el chocolate, en contraste con la diversidad de presentes como tarjetas, flores, joyas o cenas caras que se estilan en otros países.
Esta costumbre, que se remonta a campañas publicitarias de la década de 1930, se ha arraigado profundamente en la sociedad japonesa. Las mujeres utilizan el chocolate como medio para realizar ‘kokuhaku’, o la confesión de sus sentimientos, una práctica que en su momento rompió tabúes y transformó la interacción entre hombres y mujeres en el país.
Con el tiempo, San Valentín no solo se ha convertido en una fecha comercialmente lucrativa sino también en un momento especial para expresar afecto de manera creativa y personalizada, incluyendo la opción de regalar chocolates hechos en casa.
El origen del Día Blanco (White Day)
Sin embargo, la reciprocidad juega un papel crucial en esta tradición. Un mes después, el 14 de marzo, se celebra el Día Blanco. Este día, establecido en la década de 1980 por la Asociación Nacional de la Industria de Confitería de Japón, ofrece a los hombres la oportunidad de responder a los regalos recibidos en San Valentín. En el Día Blanco, se espera que los hombres devuelvan el gesto con regalos de valor igual o superior al que recibieron, siendo el color blanco un símbolo de pureza y amor juvenil en la cultura japonesa.
La expectativa de que los regalos de Día Blanco superen en valor a los de San Valentín puede interpretarse como una forma de afirmar el interés o, por el contrario, una negativa a participar o una respuesta equivalente puede señalar el deseo de terminar la relación.
Recientemente, se ha observado un cambio en la percepción y práctica de estas tradiciones. Muchas mujeres japonesas han comenzado a rechazar la presión asociada al ‘giri-choco’, o chocolate de obligación, dirigiendo su enfoque hacia el autoregalo (‘jibun-choco’), el intercambio de chocolates entre amigas (‘tomo-choco’) o la preparación de ‘honmei-choco’, chocolates caseros destinados a su verdadero amor. En respuesta a esta evolución, y quizás como una muestra de solidaridad, algunos hombres optan por obsequiar ‘gyaku-choco’, o chocolate inverso, en San Valentín, desafiando las expectativas tradicionales del Día Blanco.
Este intercambio de roles y la creciente flexibilidad en la celebración de estas festividades reflejan una transformación en las normas sociales japonesas, abriendo espacio para una mayor expresión individual y mutualidad en las demostraciones de afecto.
Con info de KyodoNews
Deja una respuesta