En el episodio 8 de la épica serie «Shogun», titulado «El Abismo de la Vida», los espectadores fueron testigos de momentos cruciales y giros emocionantes en la trama. El podcast oficial de la serie nos llevó tras bambalinas para revelar los entresijos de este sobrecogedor capítulo.
El showrunner Justin Marks compartió perspectivas sobre las decisiones de los personajes y la introducción de la futura ciudad de Edo, que eventualmente se convertiría en Tokio. «Edo realmente representa el futuro», explicó Marks. «Desde el momento en que se presenta, lo vemos desde el punto de vista de Toranaga, mirando sobre un puente hacia su futuro sin construir».
Un momento clave fue la reunión de Blackthorne con su tripulación, que no salió como él esperaba. Marks reveló que esta escena evolucionó más allá del guion original gracias a las conversaciones con el actor Cosmo Jarvis, quien quería confrontar la verdadera naturaleza de su personaje.
La ceremonia del té en Shogun
La emotiva ceremonia del té entre Buntaro y Mariko fue uno de los momentos más sobresalientes del episodio 8. El director Emmanuel Osei-Kuffour reveló los desafíos y la meticulosa preparación requerida para filmar esta escena con absoluta precisión histórica.
«Esa escena de la ceremonia del té, a pesar de durar solo tres minutos en cámara, fue mucho más involucrada de lo que se podría pensar», compartió Osei-Kuffour. Desde los cantos del monje principal hasta el orden específico de los participantes en la procesión, cada detalle fue estudiado y ensayado meticulosamente.
La ceremonia del té era mucho más que un simple ritual en la era Sengoku. Se utilizaba como una prueba de intimidad y confianza entre los señores de la guerra y sus generales. Los invitados debían dejar sus armas al entrar al pabellón de té, donde todos los rangos y clases sociales se disolvían momentáneamente.
Cada elemento, desde el jardín exterior hasta los trazos caligráficos del rollo colgante, era cuidadosamente escogido para recibir a los invitados. La preparación y el servicio del té eran un ejercicio de equilibrio y gracia, donde cada movimiento del anfitrión debía ser apreciado.
Para la escena, Osei-Kuffour trabajó estrechamente con Anna Sawai, la actriz que interpreta a Mariko. Exploraron la transición emocional de Mariko, pasando del resentimiento inicial hacia su esposo Buntaro a un momento de vulnerabilidad compartida a través del ritual milenario.
La diseñadora de producción Helen Jarvis también destacó la importancia de recrear con absoluta autenticidad el pabellón de té y todos sus componentes siguiendo referencias históricas precisas. Una asesora experta en la ceremonia del té supervisó cada paso del proceso.
Esta escena cautivadora no solo resaltó las tensiones en el matrimonio de Mariko y Buntaro, sino que también sumergió a los espectadores en una tradición japonesa profundamente arraigada, donde cada gesto y objeto tenía un propósito trascendental.
El funeral de Nagakado: un vistazo a los antiguos rituales japoneses
La muerte está siempre presente en la historia de «Shogun», pero es en el episodio 8 donde los espectadores son testigos por primera vez de las profundas costumbres funerarias de la era feudal japonesa durante el sepelio de Nagakado.
El historiador Frederik Cryns, asesor de la serie, elogió los enormes esfuerzos del departamento de arte para recrear el funeral con la mayor autenticidad posible. «Después de lavar el cuerpo, se coloca en un ataúd y ese ataúd se pone en una litera. Luego, la litera es llevada en procesión fuera de la ciudad, generalmente a las montañas, donde está el sitio de cremación», explicó Cryns.
La procesión daría vueltas alrededor del sitio de cremación antes de colocar la litera en la pira funeraria. Los monjes budistas lideraban el ritual, ya que la cremación era la práctica tradicional al ser el modo en que el propio Buda fue sepultado.
El director Emmanuel Osei-Kuffour compartió los desafíos de filmar esta ceremonia elaborada: «Desde los cantos que entonaba el monje principal hasta las personas involucradas en la procesión, el orden era muy particular y necesario. Fue un trabajo minucioso manejar a más de 80 personas durante los dos días que filmamos esto».
Incluso los más pequeños detalles, como el konfeti arrojado y la presencia de un caballo, requerían un reajuste completo si algo salía mal en una toma. La logística fue abrumadora pero imprescindible para capturar la autenticidad de esta antigua tradición.
Osei-Kuffour también destacó la importancia de esta escena para Toranaga, quien acababa de perder a su hijo y a su mano derecha casi de manera consecutiva. «Sanada propuso que Toranaga dijera ‘Gracias por tu sacrificio’ a Nagakado y Hiromatsu. Refleja cuánto significaban para él. No hay vuelta atrás, está totalmente comprometido con Cielo Carmesí».