Si hay algo que debo reconocer de este viaje, es que no me lo esperaba. Estuve en Japón de luna de miel en enero pasado en donde aprovechamos con Verónica para recorrer muchas partes de Japón que no conocía (era mi tercer viaje tras 15 años y creo que siquiera hicimos el 3% de todo lo que hay para hacer).
Sin embargo en julio apareció otra vez la convocatoria del Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón y la Embajada de Japón en la Argentina para formar parte del Programa de Invitación a la Comunidad Nikkei. Se trata de una beca del Gobierno japonés a los descendientes (nikkei) latinoamericanos como una forma de establecer un puente entre el país de nuestros ancestros.
Tras enviar un ensayo y participar de una entrevista en la Embajada de Japón en la Argentina, a fines de agosto y unos veinte días antes del inicio del Programa, llegó el anuncio por parte del gobierno sobre esta beca. ¡Japón, allá vamos!
La idea de este artículo es contar toda mi experiencia en Japón. Luego iré vinculando algunos posteos especiales para contar con más detalle lo que comento en el mismo.
En el viaje de ida tuve la oportunidad de charlar (fueron en total 28 horas desde Ezeiza a Narita) con Pablo Hamada, periodista de La Gaceta de Salta, sobre las expectativas que generaba este viaje.
En la escala en Houston, ya el aeropuerto George Bush te va poniendo a tono de lo que se viene: muchas decoración «Japan-style» y un mural espectacular lleno de «maneki neko».
Tras trece horas de viaje adicionales desde Houston y cambiar de día una vez más, llegamos a Narita.
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