En un día que marcará la historia de la familia imperial japonesa y la Sociedad Japonesa de la Cruz Roja, la Princesa Aiko, la única hija del Emperador Naruhito y la Emperatriz Masako, ha comenzado oficialmente su camino en el mundo laboral este 1 de abril, uniéndose a la organización como empleada tiempo completo.
En una ceremonia de asignación de roles que concluyó momentos antes en la sede central en el distrito de Minato, Tokio, la princesa enfrentó a los medios, revelando no solo su alegría por este nuevo capítulo sino también la profunda reflexión que la acompaña.
Al ingresar en la Cruz Roja, la Princesa Aiko no solo sigue una larga tradición de servicio de la familia imperial, sino que también se alinea con sus aspiraciones personales. Durante una conferencia de prensa el año pasado, expresó su admiración por los voluntarios que trabajan incansablemente para ayudar a otros, especialmente inspirada por aquellos que apoyaron en la recuperación del Gran Terremoto del Este de Japón. Relató cómo la experiencia de un amigo cercano trabajando en el terreno la motivó aún más a desear un puesto en la organización.
Designada a un departamento enfocado en el desarrollo y capacitación de voluntarios, la princesa emprende una labor que resuena con su deseo de ser útil y contribuir significativamente a la sociedad. «Me siento afortunada de poder trabajar en algo que siempre he querido hacer, al tiempo que siento la responsabilidad de este paso», dijo la princesa, evidenciando su compromiso de continuar aprendiendo y creciendo como profesional y como persona.
Sus primeras palabras como miembro de la Cruz Roja reflejaron un profundo entendimiento del significado de su nueva posición. «Agradezco desde el fondo de mi corazón esta oportunidad. Aunque soy nueva y hay mucho que aprender, me dedicaré con todo mi ser a este trabajo, esperando hacer una diferencia, por pequeña que sea», expresó.
Este inicio de la Princesa Aiko en la Cruz Roja Japonesa no solo simboliza un paso importante en su vida personal sino que también refuerza la conexión entre la organización y la Casa Imperial, donde las figuras femeninas han desempeñado roles honorarios desde hace décadas.
Es una muestra de la continuidad y la evolución de las responsabilidades públicas, adaptándose a las nuevas generaciones y sus visiones de servicio y contribución.
La Princesa Aiko no es heredera al trono de Japón debido a las leyes de sucesión imperial japonesas, que se basan en el principio de agnación, es decir, solo los varones descendientes de la línea masculina pueden ascender al Trono del Crisantemo. Estas leyes están codificadas en la Ley de la Casa Imperial de 1947, que excluye a las mujeres de la línea de sucesión al trono imperial.
A pesar de ser la única hija del Emperador Naruhito y la Emperatriz Masako, la Princesa Aiko no puede heredar el trono bajo las regulaciones actuales, lo que ha generado discusiones sobre la necesidad de reformas en la ley de sucesión para asegurar la estabilidad futura de la monarquía japonesa.