A los japoneses siempre les costó mucho hablar en inglés. Una palabra como heladera (refrigerator) puede ser un verdadero dolor de cabeza o un trabalenguas. No es tan difícil decir «refrigerator» = heladera = 冷蔵庫(れいぞうこ). O al menos sí para esta japonesa.
La dificultad de los japoneses para pronunciar en inglés tiene raíces profundas en las diferencias entre ambos idiomas, desde su sistema fonético hasta la estructura de su lengua. A continuación, se explican algunas de las principales razones que hacen que los hablantes nativos de japonés enfrenten desafíos al hablar en inglés:
Diferencias en los sonidos y fonemas
El japonés y el inglés tienen sistemas fonéticos muy diferentes, lo que significa que muchos de los sonidos que son comunes en el inglés simplemente no existen en el japonés. Por ejemplo, el japonés tiene solo unas pocas vocales (a, e, i, o, u) y consonantes, mientras que el inglés cuenta con una mayor variedad de sonidos, como las vocales largas y cortas, y consonantes como la “th” de think y this, que no tienen un equivalente directo en japonés.
Cuando un hablante de japonés intenta pronunciar palabras en inglés, tiende a adaptarlas a los fonemas de su propio idioma, lo que lleva a sustituciones que suenan extrañas a los oídos angloparlantes. Por ejemplo, es común que los japoneses sustituyan la “l” por la “r”, ya que en japonés no existe una distinción clara entre ambos sonidos. Así, palabras como light pueden sonar más como right.
La estructura silábica del japonés
Otra de las principales dificultades radica en la estructura silábica del japonés. El idioma japonés está compuesto en su mayoría por sílabas de estructura consonante-vocal, como «ka», «shi» o «mu». Esto significa que cada sílaba japonesa suele ser breve y sencilla. En contraste, el inglés permite una mayor complejidad silábica, con palabras que pueden tener consonantes agrupadas al inicio o al final de las sílabas, como en street o play.
Por esta razón, los hablantes japoneses tienden a insertar vocales adicionales al pronunciar palabras en inglés para adaptarlas a la estructura silábica de su lengua. Así, una palabra como milk podría pronunciarse como miruku, agregando una vocal que suavice la pronunciación de la consonante final.
El sistema de escritura katakana
El uso del katakana, un sistema de escritura japonés que se utiliza principalmente para palabras extranjeras, también contribuye a la dificultad para pronunciar en inglés. Cuando los japoneses adaptan palabras inglesas al katakana, estas son modificadas para ajustarse a los sonidos del japonés. Por ejemplo, la palabra inglesa coffee se convierte en コーヒー (kōhī), lo que cambia la pronunciación original para adaptarse a las reglas fonéticas del japonés.
Este proceso de adaptación fonética puede solidificar una pronunciación incorrecta en la mente de los hablantes, ya que es la forma en la que están acostumbrados a escuchar y leer las palabras extranjeras. Esto hace que, cuando intentan hablar inglés de forma nativa, tiendan a utilizar la pronunciación del katakana en lugar de la original, lo que contribuye a un acento marcado.
Falta de exposición a la pronunciación nativa
Aunque el inglés es una asignatura obligatoria en las escuelas japonesas, el enfoque tradicionalmente se ha centrado más en la gramática y la escritura que en la pronunciación y la conversación. Esto significa que muchos japoneses no tienen suficiente exposición a la pronunciación nativa del inglés durante su proceso de aprendizaje.
Además, los profesores de inglés en Japón, aunque son competentes en gramática, muchas veces no tienen la fluidez ni la pronunciación nativa del idioma, lo que limita la capacidad de los estudiantes para mejorar su acento. Esto, sumado a la timidez y el miedo a cometer errores al hablar en público, hace que muchos japoneses eviten practicar la pronunciación de manera constante.
Influencia cultural y lingüística
La forma en que los japoneses perciben y utilizan su lengua también influye en la manera en la que aprenden a pronunciar el inglés. El japonés es un idioma de ritmo moraico, donde cada sílaba tiene una duración similar, mientras que el inglés es un idioma de ritmo acentual, con un énfasis mayor en algunas sílabas y sonidos más largos o cortos. Esto puede hacer que la pronunciación del inglés suene poco natural para los japoneses, quienes están acostumbrados a un ritmo más regular y pausado.
Además, existe una cierta resistencia cultural a utilizar la pronunciación «correcta» del inglés en la vida diaria, ya que hacerlo puede percibirse como un intento de destacar o de ser «demasiado extranjero». Esto puede llevar a que muchos japoneses no se esfuercen en perfeccionar su acento, optando por una pronunciación más cercana al japonés, incluso si comprenden la forma correcta de decir las palabras.