La caída de Toshiba, el gigante tecnológico japonés

Toshiba fue una de las compañías más grandes del mundo, pero una serie de escándalos la obligaron a abandonar la bolsa en 2023.

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Toshiba fue durante muchos años un sinónimo de innovación y calidad japonesa. Pero esa etapa ha quedado atrás y la compañía no ha parado de experiementar una dramática caída en las últimas décadas. Fundada en 1939 como resultado de la fusión de Tokyo Electric Company y Shibaura Engineering Works, Toshiba fue pionera en el desarrollo de numerosos productos electrónicos, desde electrodomésticos hasta semiconductores.

A lo largo del siglo XX, la empresa se consolidó como un gigante tecnológico, un pilar de la economía japonesa y un símbolo del poderío industrial del país. Sin embargo, una serie de malas decisiones, escándalos financieros y eventos desafortunados han manchado su reputación y la han llevado al borde del colapso. Toshiba fue un titán tecnológico japonés que, tras décadas de liderazgo, ha sucumbido a una serie de desafíos que lo han llevado a un punto crítico. Es por eso que vamos a explorar las causas de este declive, las decisiones que marcaron su destino y las posibles lecciones que otros gigantes podrían aprender de esta experiencia.

Los logros que marcaron el camino de Toshiba

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La primera sede de Toshiba en Tokio.

Para entender la magnitud de la caída de Toshiba, primero hay que comprender la altura desde la cual cayó. La historia de Toshiba se remonta al siglo XIX, entrelazando dos caminos que convergerían en un gigante tecnológico. El primero se inicia con Hisashige Tanaka, un talentoso inventor conocido por sus creaciones mecánicas como relojes perpetuos y muñecas autómatas. En 1875, Tanaka funda un taller que, con el tiempo, se convertiría en Shibaura Engineering Works, un referente en la fabricación de equipos eléctricos pesados en Japón.

El segundo camino se inicia con Hakunetsu-sha & Co., Ltd., la primera empresa japonesa en fabricar lámparas incandescentes. Esta compañía, que más tarde se convertiría en Tokyo Denki (Tokyo Electric Co.), se destacó por su diversificación hacia productos de consumo. En 1939, estas dos empresas líderes se fusionaron para dar origen a Tokyo Shibaura Denki (Tokyo Shibaura Electric Co., Ltd.), un fabricante integrado de equipos eléctricos que pronto sería conocido como «Toshiba». El nombre se formalizó en 1978.

toshiba t1100 el primer portátil
Toshiba T1100, el primer ordenador portátil

A partir de este punto, Toshiba se embarcó en una trayectoria de innovación constante, estableciéndose como un líder en la industria tecnológica japonesa y mundial. A continuación, se listan algunos de los hitos más importantes que marcaron la época dorada de Toshiba:

  • 1959: Desarrollo del primer televisor transistorizado de Japón
  • 1959: Desarrollo del primer horno microondas de Japón
  • 1960: Desarrollo del primer televisor a color de Japón
  • 1980: Desarrollo del primer microchip de memoria flash del mundo. Este invento revolucionaría la forma en que almacenamos información, allanando el camino para dispositivos como cámaras digitales, reproductores de MP3, smartphones y memorias USB
  • 1985: Desarrollo del primer ordenador portátil de Toshiba, el T1100. Considerado el primer ordenador portátil «compatible con IBM» de producción masiva, el T1100 sentó las bases para el desarrollo del ordenador portátil moderno.

Estos son solo algunos ejemplos del impacto que Toshiba tuvo en el mundo de la tecnología. Su legado de innovación es innegable, y su caída representa un recordatorio de que incluso los gigantes pueden tambalearse.

El escándalo contable que sacudió a Toshiba

El escándalo contable que golpeó a Toshiba en 2015 fue un punto de inflexión en la historia de la empresa, marcando el comienzo de su declive. Hisao Tanaka, el entonces CEO de Toshiba, calificó el incidente como «el evento más dañino para nuestra marca en 140 años de historia» y terminó renunciando a su cargo.

En mayo de 2015, Toshiba inició una investigación sobre sus balances financieros de años anteriores debido a sospechas de irregularidades contables. La empresa se vio obligada a cancelar el reparto de dividendos y no pudo proyectar ganancias para los siguientes trimestres. Dos meses después, un grupo de investigación independiente publicó un informe revelando que Toshiba había exagerado sus ganancias durante siete años, inflando sus beneficios operativos en una cifra asombrosa de 1.200 millones de dólares. Al día siguiente, Tanaka renunció junto a otros líderes de Toshiba implicados en el fraude.

Si bien el escándalo contable no fue la causa directa de la caída de Toshiba, expuso problemas más profundos en la cultura corporativa de la empresa. Los gerentes, acostumbrados a superar a la competencia, tenían miedo de comunicar malas noticias a la cúpula directiva, que a su vez no quería escucharlas. Esta cultura sofocó la capacidad de Toshiba para innovar en un momento en que era crucial hacerlo.

El escándalo contable no solo tuvo un impacto devastador en la reputación de Toshiba, sino que también provocó una pérdida de confianza por parte de los inversores, lo que se tradujo en una caída significativa del valor de sus acciones.

Este evento, junto con otros desafíos como la debacle de Westinghouse, marcó un punto de no retorno para la compañía, empujándola hacia un espiral descendente que culminaría con su exclusión de la Bolsa de Tokio en 2023.

El fracaso del HD DVD: un golpe fatal para Toshiba

Toshiba estuvo detrás del desarrollo del HD-DVD. Perdió la batalla contra el Blu-ray de Sony

Además del escándalo contable, Toshiba se enfrentó a otro gran desafío que contribuyó significativamente a su declive: la apuesta fallida por el formato HD DVD. En una época en la que la industria del entretenimiento buscaba el sucesor del DVD para la alta definición, Toshiba se unió a Microsoft para desarrollar y promover el HD DVD como el nuevo estándar. Este formato prometía mayor capacidad de almacenamiento y calidad de imagen superior.

Sin embargo, el HD DVD se enfrentó a una dura competencia por parte del formato Blu-ray, respaldado por Sony y otros grandes nombres de la industria. La batalla entre los dos formatos fue intensa, y aunque el HD DVD tenía algunas ventajas iniciales, el Blu-ray finalmente se impuso, en parte debido a un mayor apoyo de los estudios de cine y a la decisión de Warner Bros. de lanzar sus películas exclusivamente en Blu-ray.

El fracaso del HD DVD fue un duro golpe para Toshiba. La empresa había invertido enormes sumas de dinero en el desarrollo y la promoción del formato, incluyendo el pago a estudios para lanzar contenido exclusivo en HD DVD. Estas inversiones nunca se recuperaron, y la derrota en la «guerra de formatos» dejó a Toshiba con una deuda considerable y una imagen debilitada.

Toshiba presentó el primer reproductor de DVD del mundo

El impacto del fracaso del HD DVD se extendió más allá de las pérdidas financieras directas. La confianza de los inversores se vio afectada, lo que llevó a una caída en el valor de las acciones de Toshiba. La empresa se vio obligada a vender activos valiosos para cubrir sus deudas y luchar por su supervivencia. La debacle del HD DVD fue un claro ejemplo de una apuesta arriesgada que salió terriblemente mal, contribuyendo a la espiral descendente que condujo a la eventual salida de Toshiba de la Bolsa de Tokio.

La apuesta nuclear que hundió a Toshiba: la debacle de Westinghouse

La adquisición de Westinghouse Electric por parte de Toshiba en 2006, por un valor de 5.400 millones de dólares, se concibió inicialmente como una jugada estratégica para posicionarse en el prometedor mercado de la energía nuclear. En aquel momento, la industria nuclear parecía estar a punto de experimentar un auge, impulsada por factores como el apoyo gubernamental en Estados Unidos y el interés de países como Vietnam, India y el propio Japón en aumentar su capacidad de energía nuclear.

Sin embargo, la falta de experiencia de Toshiba en el sector nuclear, sumada a una serie de eventos desafortunados, convirtieron esta inversión en un desastre financiero de proporciones épicas. El punto de inflexión llegó en 2011 con el devastador accidente nuclear de Fukushima Daiichi en Japón, provocado por un tsunami que dañó gravemente la central nuclear. Este desastre provocó un cambio radical en la percepción pública de la energía nuclear, llevando a Japón y a otros países a replantearse sus inversiones en esta tecnología.

Como consecuencia del accidente de Fukushima, la demanda de nuevas plantas nucleares se desplomó, impactando de lleno en Westinghouse. La empresa se vio con proyectos costosos y retrasados, viéndose obligada a absorber la división de construcción nuclear de Chicago Bridge & Iron, uno de sus principales contratistas, con la esperanza de minimizar las pérdidas.

A pesar de estos esfuerzos, la situación financiera de Westinghouse se deterioró rápidamente. Los proyectos en Estados Unidos resultaron ser aún más costosos de lo previsto, y la empresa se vio abrumada por una deuda insostenible. En marzo de 2017, Westinghouse se declaró en bancarrota, dejando a Toshiba con una factura multimillonaria.

El impacto financiero de la bancarrota de Westinghouse fue devastador para Toshiba. La empresa se vio obligada a asumir una pérdida de más de 6.000 millones de dólares, superando el precio inicial que pagó por la adquisición. Para evitar la quiebra total, Toshiba tuvo que vender activos cruciales, como su rentable unidad de chips de memoria, y reestructurar drásticamente sus operaciones.

La debacle de Westinghouse marcó un punto de no retorno para Toshiba, acelerando su caída y llevando a su exclusión de la Bolsa de Tokio en 2023. La historia de Westinghouse sirve como una advertencia sobre los riesgos de realizar adquisiciones apresuradas en sectores desconocidos y de la importancia de evaluar cuidadosamente los riesgos asociados a tecnologías con una percepción pública volátil.

Toshiba vende activos clave para sobrevivir

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Para evitar la quiebra total tras el escándalo contable y la debacle de Westinghouse, Toshiba se vio obligada a tomar medidas drásticas para asegurar su supervivencia. La empresa implementó una serie de ventas forzosas de activos clave y una profunda reestructuración de sus operaciones.

Venta de la unidad de chips de memoria: En un movimiento que muchos consideraron desgarrador, Toshiba se vio obligada a vender su preciada unidad de chips de memoria, Toshiba Memory, en 2018. Esta división, pionera en la tecnología de memoria flash, era una de las más rentables de la compañía. Sin embargo, la necesidad de obtener efectivo para cubrir las pérdidas de Westinghouse llevó a Toshiba a tomar la difícil decisión de desprenderse de este activo crucial. La venta se cerró por 18.000 millones de dólares, proporcionando un alivio financiero temporal a la empresa.

Desprendimiento de otras divisiones: Toshiba también se deshizo de otras unidades de negocio menos rentables, incluyendo la de electrodomésticos, ordenadores personales y sistemas médicos. La venta de la división de electrodomésticos a Midea Group Co., Ltd. y la de sistemas médicos a Canon Medical Systems Corporation se concretaron en 2016. La división de ordenadores personales fue vendida a Sharp en 2018. Estas desinversiones permitieron a Toshiba reducir su deuda y concentrarse en sus negocios principales.

Recortes de personal: Como parte de su plan de reestructuración, Toshiba anunció en mayo de 2024 el recorte de 4.000 puestos de trabajo a través de planes de jubilación anticipada. La empresa, que contaba con una plantilla de unos 110.000 empleados, buscaba reducir gastos y optimizar sus operaciones. Además de los recortes de personal, Toshiba también planeó trasladar su sede principal a la ciudad de Kawasaki para reducir costes.

Toshiba sale de la bolsa de Tokio en 2023 después de 74 años cotizando

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La salida de Toshiba de la Bolsa de Tokio en 2023, después de 74 años, marca un capítulo oscuro en la historia de esta icónica empresa japonesa. Si bien la debacle del HD DVD y la fallida adquisición de Westinghouse jugaron un papel crucial en su declive, otros factores contribuyeron a su caída.

Toshiba, que en su momento fue sinónimo de innovación tecnológica, perdió terreno frente a competidores más ágiles y con mayor enfoque en mercados emergentes. La empresa no logró adaptarse con la misma rapidez a las nuevas tendencias del mercado, como la revolución móvil y la creciente demanda de dispositivos más ligeros y con mayor conectividad.

Más allá del caso de Westinghouse, Toshiba tomó una serie de decisiones estratégicas que resultaron ser perjudiciales para su futuro. Por ejemplo, la empresa se enfocó en la producción de televisores 3D en un momento en que la tecnología no logró captar el interés del público, perdiendo terreno frente a competidores que apostaron por tecnologías más viables.

Para hacer frente a sus crecientes deudas, Toshiba se vio obligada a vender varias de sus divisiones más importantes, incluyendo la de chips de memoria, sensores de imagen, ordenadores personales y electrodomésticos. Estas ventas, aunque necesarias para evitar la quiebra total, dejaron a Toshiba como una «cáscara de lo que fue», despojada de algunos de sus negocios más rentables y con un futuro incierto.

En 2023, Toshiba aceptó una oferta de adquisición por parte de Japan Industrial Partners (JIP) por un valor de 14.500 millones de dólares, lo que llevó a su salida definitiva de la Bolsa de Tokio . Aunque la empresa aún conserva una plantilla de 100.000 empleados y presencia en sectores importantes como la energía, la electrónica y los semiconductores, su futuro a largo plazo sigue siendo incierto.

El escándalo contable, las pérdidas millonarias y la venta forzosa de activos clave llevaron a una pérdida de confianza por parte del mercado y los inversores. Como resultado, Toshiba fue eliminada del ranking de las principales empresas de Japón, un símbolo de su caída en desgracia.

Toshiba y las lecciones para otras empresas japonesas

En la actualidad, Toshiba, bajo la dirección de JIP, busca una renovación de su imagen corporativa. La empresa ha implementado medidas para reducir costos, como el recorte de personal y el traslado de su sede. El enfoque actual se centra en servicios digitales con altos márgenes de ganancia. A pesar de su turbulento pasado, Toshiba aún conserva una gran plantilla de 110.000 empleados y una presencia significativa en sectores como la energía, la electrónica y los semiconductores. La empresa continúa desarrollando tecnología de vanguardia, como motores eléctricos criogénicos para aviones en colaboración con Airbus, que utilizan la superconductividad para mejorar la eficiencia y reducir el consumo de combustible.

El futuro de Toshiba sigue siendo incierto, pero la empresa tiene la oportunidad de aprender de sus errores y reconstruir su reputación. El desarrollo de tecnologías innovadoras como la superconductividad podría ser clave para su éxito futuro. La historia de Toshiba sirve como una advertencia para otras empresas sobre la importancia de la ética empresarial, la gestión de riesgos y la adaptabilidad al cambio en el mundo empresarial actual.

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