[tweetmeme] Diecisiete películas en una semana no puede ser bueno para la mente de una persona. El vertiginoso ritmo de un Festival de Cine (no importa del género o tipo que sea), se vive día tras día, con jornadas interminables de más de 15 horas dentro de un cine. Eso fue lo que viví en el 12º BAFICI y el primero que puedo disfrutar tras varios años de desear asistir. El Festival de Cine Independiente de Buenos Aires, tiene algo del snobismo que muchos declaran, así también de bodrios cinematográficos que nadie entiende cómo es que una persona fue capaz de invertir tiempo y dinero en ese proyecto. Pero limitarse a ello, sólo demuestra que no entendimos nada sobre la importancia que tiene un festival de este tipo en nuestro país. El BAFICI es mucho más que cine independiente. Es la única posibilidad de disfrutar de cine que está más allá de las salas convencionales o torrents.
Desde la locura de salir de una sala, comer algo, ir al baño y volver a ingresar a otra sala para la siguiente proyección, como que se enciendan las luces y te des cuenta que la protagonista de Summer Bummer está sentada a tu lado, o ver documentales en idiomas que no comprendemos, enriquecen el festival y a la persona misma, conociendo diferentes formas de pensar y riéndonos del lenguaje universal que poseen los seres humanos.
Pasó el 12º BAFICI y sólo espero poder participar en forma mucho más activa en la próxima edición porque, aunque parezca mentira, las diecisiete películas que pude ver se pasaron volando y quedé con ganas de más.
Enlaces: BAFICI | SALA 8: Especial BAFICI 2010 Parte 1 y Parte 2
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