La magia de los filmes de Studio Ghibli reside en su habilidad para entrelazar lo fantástico con lo cotidiano, creando mundos donde lo maravilloso se fusiona con lo mundano de manera que cautiva y reconforta a la vez.
Dentro de este universo, «Kiki: Entregas a Domicilio» emerge como una obra emblemática que encapsula esta esencia, siendo una adaptación del novela «Majo no Takkyūbin» de Eiko Kadono, publicado en 1985, apenas cuatro años antes del estreno de la película en 1989 en Japón y posteriormente en 1998 en América.
La historia de Kiki, una joven bruja que emprende su viaje de independencia a los trece años, es un reflejo de la transición a la adultez, marcada por la emoción del descubrimiento y las inevitables dificultades que conlleva el enfrentarse a un mundo desconocido.
La decisión de Kiki de dejar su hogar y la seguridad que este representa, para aventurarse en una ciudad donde sus tradiciones parecen desvanecerse ante la modernidad, plantea un diálogo entre lo antiguo y lo nuevo, entre la magia y la realidad cotidiana.
El filme, dirigido por Hayao Miyazaki, es fiel al espíritu del libro en su inicio, pero conforme avanza, introduce cambios significativos que, lejos de desvirtuar la obra original, enriquecen la narrativa y profundizan en el desarrollo de Kiki como personaje.
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La inclusión de conflictos adicionales, como la pérdida temporal de sus poderes mágicos y la dramática escena de rescate, no presentes en el libro, sirven para explorar con mayor intensidad los desafíos internos y externos a los que Kiki debe enfrentarse.
La pérdida de la magia de Kiki es una metáfora poderosa de la lucha interna que enfrenta al tratar de encontrar su lugar en el mundo, equilibrando sus tradiciones con las demandas de una sociedad moderna que parece dejar poco espacio para lo maravilloso. Este conflicto interno se ve reflejado en su relación con Gigi, su compañero felino, cuya comunicación se pierde, simbolizando la pérdida de la inocencia y la transición definitiva hacia la madurez.
«Kiki: Entregas a Domicilio» es un testimonio de la resiliencia, la importancia de la autoaceptación y el valor de perseverar ante la adversidad. La película no solo celebra la independencia y el crecimiento personal sino que también aborda con sensibilidad temas como la depresión y el agotamiento, tan relevantes en la actualidad como en el momento de su estreno.
Miyazaki logra, una vez más, que Studio Ghibli ofrezca una película que trasciende generaciones, hablando tanto a niños como a adultos sobre la importancia de encontrar nuestro propio camino, reconociendo que, aunque el viaje puede estar lleno de obstáculos, también está repleto de aprendizajes, amigos y, sobre todo, magia.
La adaptación no solo es fiel al mensaje central de la novela sino que lo expande, ofreciendo una experiencia cinematográfica que es, en sí misma, un acto de magia cotidiana.
Diferencias entre la película y el libro de Kiki’s Delivery Service
La película de 1989 de Studio Ghibli, «Kiki’s Delivery Service», está basada en la novela infantil del mismo nombre de Eiko Kadono. Si bien la película conserva la premisa básica de la historia, existen diferencias notables entre las dos versiones.
- Enfoque en la independencia y la mayoría de edad: La película de anime enfatiza el viaje de Kiki hacia la independencia y la madurez, mientras que el libro tiene un tono más fantástico y caprichoso. La película destaca los desafíos y las recompensas de la autosuficiencia de Kiki, mientras navega la vida en una nueva ciudad, inicia un negocio y enfrenta reveses emocionales.
- El papel de la magia: La película presenta la magia como un talento personal, mientras que el libro la representa como una fuerza más mística. En la película, la capacidad de volar de Kiki se ve como una habilidad que debe desarrollar y nutrir, lo que refleja sus propios altibajos emocionales. En el libro, la magia es más inherente y menos conectada al estado emocional de Kiki.
- La percepción de las brujas: La película retrata a las brujas como integradas en la sociedad humana, mientras que el libro explora los prejuicios y las ideas erróneas que las rodean. En la película, los ciudadanos de Koriko se sorprenden al ver volar a Kiki, pero no la rechazan ni la temen. En el libro, Kiki se enfrenta a la sospecha y la desconfianza de algunas personas debido a su identidad como bruja.
- La relación de Kiki con Jiji: La película ve a Jiji perder la capacidad de hablar con Kiki a medida que ella madura, simbolizando su creciente independencia. En el libro, Jiji conserva su capacidad de hablar durante toda la historia. El director, Hayao Miyazaki, explicó que este cambio en la película pretendía transmitir el mensaje de que Kiki necesitaba dejar de depender de su familiar y abrazar la madurez.
- Elementos de la trama: La película introduce nuevos personajes y subtramas que no están presentes en el libro. Por ejemplo, el personaje de Ursula, la artista que ayuda a Kiki a recuperar su confianza, es una creación original de la película. La historia del dirigible fuera de control y el rescate de Tombo por parte de Kiki tampoco se encuentran en el libro.
La autora del libro, Eiko Kadono, inicialmente se sorprendió por las libertades creativas que tomó la película, pero finalmente reconoció que la película contaba una historia diferente dentro del mismo mundo.
La ciudad que inspiró al mundo de Kiki’s Delivery Service
El escenario de Kiki’s Delivery Service es una mezcla de lugares reales y la creatividad del director, Hayao Miyazaki. El equipo de producción visitó Estocolmo y Visby en la isla sueca de Gotland. Visby, con sus casas de madera y techos inclinados, inspiró el diseño de Koriko, la ciudad costera de la película. Miyazaki también incorporó elementos de otras ciudades que visitó, como Irlanda, San Francisco, Lisboa, París y Nápoles.
Koriko es una ciudad ficticia que combina la arquitectura europea con elementos modernos y antiguos, como televisores en blanco y negro junto a autobuses antiguos y grandes dirigibles. Miyazaki la imaginó como «una Europa que no experimentó las dos guerras mundiales». Esta mezcla de influencias crea un mundo único y atemporal que ha cautivado al público durante décadas.
Es interesante notar que Miyazaki visitó Estocolmo y Visby por primera vez en 1971 para un proyecto de película que nunca se realizó. Años después, estos lugares volvieron a su mente como la inspiración perfecta para Kiki’s Delivery Service.
La música de Joe Hisaishi como corazón de «Kiki’s Delivery Service»
La música juega un papel fundamental en «Kiki’s Delivery Service». No solo acompaña las aventuras de Kiki, sino que define la atmósfera de la película, realzando las emociones y la magia del relato.
El compositor Joe Hisaishi, colaborador habitual de Miyazaki, creó una banda sonora memorable que combina melodías alegres y melancólicas. Esta dualidad musical refleja el viaje emocional de Kiki: la emoción de la independencia, la soledad de la gran ciudad y la lucha por encontrar su lugar en el mundo.
La elección de las canciones de Yumi Matsutoya, «Rouge no Dengon» para el inicio y «Yasashisa ni Tsutsumareta Nara» para el final, fue un acierto clave. Estas canciones, populares en la época de lanzamiento de la película, se convirtieron en iconos de la misma. «Rouge no Dengon», con su ritmo optimista, acompaña la partida de Kiki de su hogar, mientras que «Yasashisa ni Tsutsumareta Nara», más suave y nostálgica, subraya la madurez alcanzada por Kiki al final de su aventura.
El éxito de la banda sonora, alcanzando el segundo puesto en las listas de éxitos, demuestra el impacto de la música en la película. No se trata de un simple acompañamiento, sino de un elemento integral que enriquece la narrativa y las emociones de «Kiki’s Delivery Service». La música, junto con la animación y la historia, crea una experiencia inolvidable para el espectador.
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